La reinvención del emprendimiento en el campo

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“Escapad gente tierna, que esta tierra está enferma, y no esperes mañana lo que no te dio ayer”, cantaba Serrat. Sus versos dibujaron por aquel entonces el abandono de los pueblos de España y hoy, cuarenta años después del lanzamiento de su canción Pueblo Blanco -y pandemia de por medio-, la despoblación rural en Europa representa uno de los mayores retos para todos los países de la Unión. No obstante, pese a los estragos del coronavirus, en las nuevas políticas económicas de Bruselas, y junto al impulso de los fondos Next Generation EU, se plantea un plan de ejecución de gran envergadura para revertir las consecuencias del despoblamiento rural, así como a mejorar la calidad de vida de sus habitantes y fomentar el retorno a los pueblos. Sin embargo, al igual que enumeramos la desventajas de instalarse en el medio rural, hay jóvenes que solo se centran en los beneficios. Tres emprendedores, cobijados bajo el paraguas de una Sociedad Limitada, recuperan en Villanueva, municipio de Santo Adriano, el hidromiel, una bebida antigua y ancestral pero aun un ‘pelín’ desconocida.

Jóvenes, emprendedores e ingenieros químicos. A Sergio Seronero, Samuel Marqués y Óscar Álvarez, tres amigos y compañeros de universidad, les entró la curiosidad por el emprendimiento. Empezaron a indagar qué sectores les interesaban: “no teníamos muy claro el tipo de negocio que íbamos a instalar pero viendo que Asturias tiene un sector agroalimentario con una muy buena percepción de calidad  y la calidad intrínseca de los productos que produce para España consideramos que era el adecuado para emprender”, y dado que “todo el tema de la fermentación tiene cierto desarrollo con la química” y el mundo de las cervezas estaba ya muy masificado e “iba a ser difícil competir en este sector”, decidieron lanzarse con el hidromiel, un producto conocido por ser la bebida alcohólica más antigua de la historia y que en por aquel entonces estaba dándose a conocer en Estados Unidos por series como ‘Juego de Tronos’ o películas como ‘El Señor de los Anillos’. “Tuvimos esa idea y empezamos a hacer pruebas en torno al 2016”, resalta el emprendedor. Y así, en 2018 inauguraron la fábrica.

La razón de asentarse en el medio rural fue que “estábamos buscando locales que encajasen en la medida de nuestras posibilidades económicas y encontramos este, que no necesitaba adecuación porque aquí ya se elaboraba cerveza y nos ahorramos adecuar una planta como ésta”. Pero también porque les atrajo la localización: “estamos en plena naturaleza y el agua que utilizamos viene directamente de la captación de un manantial de Quirós, por lo que tiene mucha calidad y le da un valor añadido a nuestro producto”.

Pero, ¿a qué sabe el hidromiel? “Es difícil saber a qué sabe, puede recordarnos a un vino espumoso dulce”, ríe. Y es que explica que el brebaje puede tomarse frío “como si fuese una cerveza, pero con la ventaja de que solo lleva agua, miel y levadura, por lo que no tiene aditivos ni gluten, siendo apta para celiacos”. Además, “hemos creado seis variedades con sabores y atributos diferentes para conseguir que mariden con la mayor variedad de productos, como carnes, pescados, mariscos, ensaladas o quesos”.

Se enfoca “como un refresco alcohólico. Un producto con una fermentación ligera, de entre 5 y 8 grados y medio, según la referencia”. Históricamente el hidromiel tradicional “es una bebida de alta graduación parecida a un vino dulce, así que decidimos adaptarlo al público actual acercándolo un poco más a un refresco alcohólico, algo muy parecido a una cerveza en cuanto a formato, pero que fuese más ligero”, destaca Sergio.

 

Alimentos del Paraíso

Su especial particularidad radica en que el sabor de cada hidromiel deriva de las diversas calidades de la miel, siempre con origen asegura de procedencia España, empleada para su elaboración. Zángana produce cuatro variedades de manera convencional -Original, Primavera, Frutos Rojos y Especiada-, una de ellas en ecológico amparada por el Consejo Regulador, y la de casa, la Asturiana elaborada con néctar mono floral, de brezo, de la región y con el sello de Alimentos del Paraíso, que “nos ha ayudado a la mejora de la imagen de marca a través de la garantía de calidad que otorga”. Con ello, “nos interesa potenciar la miel de aquí o la perfección de calidad que tiene la miel de aquí que generalmente es mediante un aroma y un sabor intensos”.

En la actualidad, Zángana produce más de 3.000 litros al hidromiel al mes, pero “es cierto que en los últimos meses ha habido un cambio. Hemos crecido bastante”. Del Centro de Empresas de Villanueva su hidromiel sale para tiendas gourmet, ultramarinos y delicatesen. “Hemos ido poco a poco ampliando. Nunca hemos ido para atrás. También estamos presentes en bares en la zona de Gijón y ahora empezamos en Oviedo y Avilés,  y restaurantes. Tanto a nivel nacional como regional”. Además, los emprendedores afirman que “este año comenzamos a exportar a los Países Bajos”. De hecho, el primer palet de Zángana con destino Suecia salió el último día de octubre.