El SERIDA (Servicio Regional de Investigación y de Desarrollo Agroalimentario del Principado de Asturias) presentó, esta mañana, una jornada sobre el funcionamiento del OpenLab “La Granja”. Se trata de un modelo de Granja Demostrativa donde testar diferentes alternativas innovadoras, con el objetivo de alcanzar la neutralidad en las emisiones de carbono en las producciones lácteas de la Cornisa Cantábrica y cumplir así el Pacto Verde Europeo. Su objetivo es lograr una circularidad total dentro de La Granja y, posteriormente, desarrollar una plataforma digital a partir de un análisis de ciclo de vida, que próximamente permitirá a los agricultores hacer un seguimiento de sus emisiones, identificar estrategias de mitigación del clima, certificar sus prácticas ecológicas y monitorizar su gestión sostenible.
Este proyecto, realizado por el grupo de investigación Nutrición y Sanidad Animal (NySA), en colaboración con Corporación Alimentaria Peñasanta (Capsa Food), es un ejemplo de colaboración público-privada, que está cofinanciado por la Consejería de Ciencia, a través de la Fundación para el Fomento en Asturias de la Investigación Científica Aplicada y la Tecnología (FYCIT) – incluido dentro del plan de “Ayudas para la creación y puesta en marcha de Open Labs”- y CAPSA Food. Está dotado con un presupuesto de 79.111 euros, de los cuales 46719 euros provienen del Principado de Asturias. Tiene un plazo de ejecución de dos años, desde 2021 hasta 2023.
Según explicó el investigador del área de Nutrición, Pastos y Forrajes, Fernando Vicente, el Open Lab “La Granja” persigue desarrollar conocimientos de manejo de las reses, suelos y cultivos para la mejora sostenible y competitiva de la producción de leche. Es una estrategia en “tres niveles” de mejora, completó la investigadora principal del proyecto, Adela Martínez: en la salud del suelo reutilizando residuos agroganaderos y reduciendo la fertilización química; en la biodiversidad potenciando la rotación de cultivos y diversificando, y en la producción animal, optimizando la ración y reducir así las emisiones de carbono.
Todo ello se consigue mediante distintas estrategias: “Una de las actividades que llevamos a cabo fue comprobar el estado de fertilidad del suelo de la finca donde se está llevando a cabo el Open Lab, para ajustarnos a los requerimientos de cada cultivo”, indicó la investigadora Adela Martínez. Además, también se ha caracterizado el contenido en materia orgánica de purines, estiércoles y biochares para determinar su capacidad fertilizante y se están realizando ensayos para la evaluación de “biofertilizantes”. Paralelamente, se está optimizando la ración de alimento para las reses y analizando la posible mejora de la digestibilidad de los alimentos, entre otras actividades, según indicó Vicente.
Después de mostrar los avances del proyecto, tuvo lugar un pequeño coloquio de la mano de Rubén Hidalgo, director de Corporate Venturing CAPSA Food y Alejandro Vergara, director de Carbon Harvesters, una start-up agrotecnológica irlandesa, con la que se está trabajando en este proyecto. El objetivo de esta cooperación es crear una plataforma que permita a los ganaderos cuantificar sus emisiones, facilitar estrategias de descarbonización y certificar su mitigación. Fue un encuentro en el que ambos conversaron acerca de cómo la tecnología empleada por Carbon Harvesters ofrece una solución óptima para la transferencia de conocimiento. Ambos hablaron sobre las tendencias en explotaciones agroganaderas sostenibles en Europa, la introducción de tecnologías digitales en las mismas y cómo estás puedan ayudar a mejorar la productividad y la huella de carbono. Además, hicieron un llamamiento a la colaboración dentro del sector y destacaron la importancia de trasladar todos estos conocimientos al sector.