Los últimos datos recopilados por el Gobierno del Principado muestran que la población de osos pardo en la cordillera Cantábrica avanza en su recuperación. Los resultados preliminares del censo genético y del registro específico de osas con cría indican tanto un aumento de población como un mayor área de distribución.
El censo genético y el de osas con crías son los más relevantes para conocer la evolución de la especie. Los trabajos para elaborar el primero incluyen técnicas de última generación que permiten analizar la diversidad genética de cada individuo así como la determinación del grado de relación entre progenitores y parentesco entre sujetos. Para esta labor se cuenta con el apoyo de la Universidad Autónoma de Barcelona, con el Instituto de Biología Evolutiva del CSIC y con el Instituto de Recursos Cinegético, también del CSIC.
En cuanto al registro de osas con cría, las estimaciones iniciales también son positivas y se aprecia una tendencia al alza de la especie en nuestra región. El estudio, que se realiza desde hace más de veinte años en toda la cordillera Cantábrica, se encuentra ahora en plena elaboración en Asturias y su conclusión está prevista para las próximas semanas.
Los trabajos realizados en el marco del protocolo de intervención con osos habituados a la presencia humana, también están dando resultados positivos. Así, en varias intervenciones ha sido suficiente con aplicar las medidas previstas en la primera fase del protocolo, en la que se incluye el lanzamiento de petardos o bolas de goma, para ahuyentar a los ejemplares. Así ha ocurrido con una pareja de oseznos de la zona de La Peral, en Somiedo, que se alejaron de una zona poblada a la que se acercaban de manera recurrente y con otros casos en lugares del Valle de Trubia.
En Ibias también se desarrollaron dos operaciones similares, que en uno de los casos incluyó un radiomarcaje. Tras varias semanas de seguimiento continuado, tanto por los agentes del Medio Natural como con cámaras de videovigilancia, se pudo instalar un crotal y un collar con GPS a un ejemplar. El GPS acabó desprendiéndose, tanto por la fisonomía del animal como por la metodología utilizada, elegida para causar la mínima afección posible.
También en el marco de este protocolo se procedió a la primera geolocalización por satélite de un oso en la zona suroccidental. En el operativo participaron personal técnico y miembros de la Patrulla Oso de la Dirección General de Medio Natural, además de expertos de la Universidad de Oviedo y de la Fundación Oso Pardo, con la que la Administración autonómica colabora habitualmente.
La actuación se llevó a cabo con una hembra adulta de unos 100 kilos, a la que se le colocó un doble sistema de seguimiento: un emisor de señal de radio adherido al pelaje del lomo y un collar que permite realizar un seguimiento continuo a través de tecnología vía satélite (red Iridium). Este dispositivo emite una señal con su ubicación y también avisa si el animal entra en una zona delimitada, a modo de cercado virtual. Esto favorecería una actuación más rápida de los agentes del Medio Natural para provocar una respuesta de deshabituación.
El programa de geolocalización de osos pardos se centra en aquellos ejemplares acostumbrados a la presencia humana y que presentan conductas reiteradas de acercamiento a núcleos habitados. La medida se toma cuando no surten efecto el resto de acciones recogidas en el protocolo de intervención para ahuyentar a los ejemplares.
Estas labores están aprobadas por el grupo de trabajo del oso pardo cantábrico, integrado por Asturias, Galicia, Castilla y León, Cantabria y el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.