Hace dos décadas que Nacho Acebal descubrió su pasión por las ovejas. “Toda la vida me gustaron, tuve ovejas desde los 9 años y las primeras Suffolk las compré en Bélgica hace 17 años, ya que en aquella época era difícil traerlas desde Reino Unido”, explica el ganadero gijonés. “Ahora las traigo de Escocia o de Irlanda, de donde me llegarán próximamente 18 animales”, afirma.
Actualmente cuenta con 20 ovejas Suffolk puras y 5 sementales, además de 45 de raza Carranzana que serán las receptoras de los embriones seleccionados de sus mejores seis ovejas. “Es la primera vez que hacemos embriones con Ovigen, tenemos 6 ovejas superovuladas que se inseminan con el resto. Del resto del rebaño, las que repitan celo se meterán con un carnero para que queden preñadas”, comenta Nacho. “A las superovuladas a los 7 días se les realiza un lavado y se extraen los embriones para transferirlos a las ovejas receptoras”, especifica. Aplicando esta técnica el objetivo de Nacho Acebal es “multiplicar todo lo posible sus mejores ovejas”.
Es un asiduo a los concursos de Suffolk, pero ahora para él “no son una prioridad. Iba a más que voy. Me dedico a la cría de la raza y tengo clientela para la venta. Quiero conseguir una cabaña que ofrezca la misma calidad genética de ovejas Suffolk que se pueda conseguir en Escocia”, comenta Nacho. El motivo de hacer los embriones se debe a la amortización de sus seis mejores ovejas que pueden superar juntas los 12.000 euros de coste. “Un macho es fácil multiplicarlo, le pones las ovejas que quieras, una buena oveja te puede dar uno o dos corderos al año, y con esta técnica y teniendo en cuenta contratiempos, puede dar ocho corderos por oveja, siempre disponiendo de ovejas receptoras”, explica.
Ernesto Reyes, veterinario de Ovigen, fue el encargado de inseminar las ovejas por vía laparoscópica para obtener embriones. “Una vez sedados los animales, se desinfecta la zona donde se realizará la punción, una por el lado izquierdo que nos permita insertar la parte óptica para observar el útero y otra por la derecha para introducir el inyector de semen”, explica. Antes de realizar este paso, se le insufló dióxido de carbono a la oveja para abrir la cavidad y tener un mejor acceso. “Una vez localizado el útero, se le inyecta media dosis en cada cuerno, para después eliminar el dióxido de carbono posible y sellar los puntos de punción con un spray antibiótico”, comentó Reyes. Ese fue el primer paso de la técnica.
Seis días después, los veterinarios de Ovigen regresaron. Realizaron una exploración laparoscópica para ver la respuesta al tratamiento de superovulación y al ser positiva procedieron al lavado del útero para extraer los embriones, valorarlos e implantar los óptimos en las ovejas receptoras a las que previamente también se les revisaron útero y ovarios mediante laparoscopia ya que las condiciones para que el embrión se desarrolle tienen que ser también óptimas.
A finales de diciembre, principios de enero, veremos los resultados. Nacho Acebal confía en conseguir excelentes resultados y así mejorar genéticamente su cabaña ganadera de Suffolk para ofrecer animales de máxima calidad y valor genético similares a los que encontramos en otros países.