Michel Coya es cazador desde que tiene uso de razón, una afición que le inculcó su padre: “nací en un ambiente rural donde había muchos cazadores; prácticamente desde que nací estuve relacionado con la caza, el mundo de los perros y las armas. En las zonas rurales es muy normal, es una aprovechamiento más del medio”. Nacido en Orlé, municipio de Caso, este especialista que vive a caballo entre Asturias y Extremadura, autodidacta, conocedor de las posibilidades del sector en todo el país, defiende la relevancia de la actividad cinegética “como motor de desarrollo en el medio rural”.

Su profesionalidad en el sector, de manera casual le hizo colaborador desde hace más de dos décadas en reputadas revistas especializadas, incluso le propició la dirección de su propio programa de televisión basándose en los aspectos técnicos de las herramientas que necesita el cazador, armas y cartuchos, un ámbito en continuo desarrollo, el manejo de los mismos en el campo de trabajo con pruebas reales y la aplicación de la pieza abatida en cocina: “soy de las personas que piensa que la caza hay que comerla, que es uno de los aportes más grandes de la naturaleza a la sociedad”.

-¿Cómo llegó a incorporar el mundo de la comunicación a la caza?

-Como empecé desde muy pequeño a estar vinculado e interesarme por el mundo de la caza, las armas y la cartuchería, de manera autodidacta continué estudiando y formándome en ese ámbito, metiéndome más a fondo en los equipos de caza mayor. Llegó un momento en que me convertí en un especialista pero en la sombra. El primer artículo que escribí sobre esto fue en Extremadura, el segundo ya fue una colaboración oficial en la revista Caza y Safaris, una de las más conocidas del sector, hace unos 25 años y en la que actualmente colaboro. Fue algo casual: ante la indignación por la falta de profesionalidad en las respuestas a las preguntas formuladas por los lectores desde Caza y Safari decidí llamar al director. Le expliqué la situación y éste me preguntó que si yo lo haría mejor. Obviamente, le contesté que sí y me pidió que le mandase la contestación. Al día siguiente, a primera hora, me llamó y me preguntó: ¿Cómo quieres que se llame tu sección? Y de ahí, hasta hoy.

-¿Y a la televisión?

-A raíz de comenzar a colaborar con Caza y Safari, me puse en contacto con el canal Caza y Pesca y empecé a producir con ellos un programa que nunca antes se había hecho en España, ni posiblemente a nivel mundial, A Punto con Michel Coya. Trata las armas y la cartuchería de caza mayor en nombre propio, yo hablo de un cartucho determinado y hago todo el desarrollo histórico, práctico,  tanto en campo de tiro como en caza, y siempre finalizo con un cocinero reputado que elabora la pieza abatida. Soy de las personas que piensa que la caza hay que comerla y que es uno de los aportes más grandes de la naturaleza a la sociedad.

 

 

-¿Cómo valora la situación actual de la caza en Asturias?

-Hay falta de relevo generacional. La caza en el mundo rural es una actividad muy cercana pero en el urbano no tanto. Hoy día la gente vive en la ciudad. Cada vez es más fácil engañar a la población de que la caza es mala y no es así. El hombre es hombre porque ha sido cazador en sus inicios, y no deja de ser una herramienta de gestión, de control y de protección de la naturaleza. Hay mucha más caza de la que los cazadores podemos abarcar. De hecho, el gran problema que tiene el medio es que las poblaciones se están disparando y los cazadores no somos capaces a conseguir regularlas. El jabalí se esta convirtiendo en un problema grave para la seguridad ciudadana, potencialmente pueden ser muy peligrosos. Por otro lado, las especies están sufriendo mucha presión por parte del lobo, y desde el Gobierno regional no se están dando las soluciones necesarias. En muchas reservas están mermando muchísimo la cabaña de especies cinegéticas, muchas son casi desiertas. Cuando acaben con todo, ¿qué se van a dedicar a comernos a nosotros?

-¿El tema económico influye en esa pérdida de adeptos?

-Creo que no. Actualmente,  la caza es más social que nunca. Existen opciones para practicar la actividad por poco dinero.

-¿Cuál es la joya de la caza en la región?

-El rebeco. Es el emblema de la caza de montaña y de la caza asturiana. Orográficamente, tenemos los mejores cazaderos de rebeco del Cantábrico, especie única del norte de España. Durante muchos años hemos tenido reservas que eran un modelo de gestión a nivel mundial, como la del Parque Natural de Redes. Hoy, desgraciadamente, desde El Huerna hacia los Picos de Europa ha pegado un bajón enorme por el problema de las sarnas, algo de lo que estoy seguro que no se ha sabido gestionar desde la Administración. Esa enfermedad se ha transmitido a venados y corzos y tenemos toda la cordillera Cantábrica con la población diezmada, cargándose un recurso tanto ecológico como económico.

-¿Se ha visto muy acosado por las críticas?

-Sí. Me atacan mucho. El año pasado, Facebook me eliminó, con 43.000 seguidores, por las denuncias animalistas. Pero al final, eso lo que me originó fue más notoriedad como activista defensor de la caza desde el punto de vista social, económico y ecológico; soy un convencido, soy una persona de pueblo y no lo veo como algo violento sino como algo natural.