Los ganaderos de reciella critican la excesiva burocracia y el descontrol de la fauna salvaje

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No se dedican a la ganadería de caprino y ovino de manera exclusiva, pero siguen apostando por ella, más que como una afición, como una forma de vida. Cuidan con mimo la salud y la genética de sus animales pero también padecen los problemas por los que pasa el sector de la reciella, como la subida de los precios de los insumos, la excesiva burocracia y los ataques de los depredadores.

Es el caso de Paloma Camino, madre de dos hijos, guarda rural y ganadera, a quien visitamos en El Cantu, en el concejo de Nava. “Tenemos entre 15 y 18 ovejas carranzanas y xaldas. Las cabras, andarán en torno a unas 40. También tenemos vacas ‘ratinas’ y Asturiana de los Valles”. Respecto a su manejo, Camino destaca que “nuestro ganado está suelto la mayor parte del año. De cara al verano, suben a los puertos del Parque Natural de Redes, en la zona de Campo de Caso, mientras que, en invierno, por meteorología, estabulamos aquí abajo, aunque seguimos sacándolos a pastar todos los días porque las condiciones lo permiten. Hay gente que deja los cabritos estabulados con pienso y las madres van para el monte. Pero mis cabritos y corderos van con sus madres a los pastos de alta montaña”. Para la ganadera, “a la vista está la tranquilidad y calidad de vida que tienen y que se ven libres. Eso tendría que ser suficiente para saber su bienestar. Un animal necesita estas condiciones para coger kilos, si no, por mucho que cebes, no consigues nada”. La alimentación, basada en pastos principalmente, también se está viendo afectada por la subida de los precios de forrajes y piensos. Según Paloma Camino, “en invierno, les echamos su ración de hierba, pero el pienso tenemos que usarlo a cuentagotas porque se está volviendo inviable”. Otro de los problemas que afectan a la reciella son los ataques de los depredadores. Para la naveta, “por esta zona tenemos problemas con el lobo. A mí, personalmente, no me atacaron porque tengo seis mastines, pero tengo vecinos a los que les mató animales al lado de las casas por más de una vez”.

Ley específica para el mastín

En cuanto al uso de mastines para proteger a su ganado, Camino reconoce que “funcionan bien contra el lobo, pero no contra el oso. Hay ganaderos que ya están sufriendo los daños de este animal. Desde el Principado, nos imponen al mastín como medida preventiva, como si les pareciera poco con los gastos que tenemos de pienso, luz, gasoil y hasta de ‘chiruca’, porque hay que subir y ‘llombear’ para atender a las cabras. Y no son carreteras asfaltadas o caminos fáciles, sino que hay que meterse en malos sitios y terrenos”. En cuanto al mantenimiento de los perros, supone un coste que no todos los ganaderos pueden asumir. En ese sentido, Paloma Camino explica que “al poner como medida preventiva los mastines, nos conlleva más gastos todavía, porque necesitan seguro, desparasitaciones, vacunaciones, pienso y que no tengan ningún percance por el que tengas que llevarlos al veterinario. Por eso, me gustaría que, ya que me imponen al mastín como medida preventiva, tuviese su propia ley, como el perro lazarillo o el perro policía”. Respecto al papel que juegan las administraciones en el retroceso de la ganadería de ovino y caprino, Camino denuncia que “todo lo que nos ponen encima está haciendo inviable tener rebaños. Ya hay muy poca gente que tenga reciella. Si, además, le sumamos todo el papeleo y las vueltas que te hacen dar, sacar el CEA y demás, se vuelve más complicado todavía”. La protección de los depredadores es otro de los problemas a los que se enfrentan. “Prefiero que se cumpla el plan de gestión del lobo y que dejen de protegerlo y empiecen a valorar más estos animales. El lobo ya está saliendo del peligro de extinción, pero la cabra bermeya, que es una raza autóctona, sí que está en serio peligro y está un escalón por debajo del lobo. A mí, si el lobo me mata una cabra bermeya y puedo encontrarla y certificar el daño, me pagan 90 euros. Pero, si mato a un lobo, me meten una multa inviable. ¿Por qué hay esa diferencia, cuando mi animal sí está en peligro de extinción y el depredador no?”, se pregunta, a la vez que señala que “no quiero que me den ese dinero, sino vivir con mis animales. Si el lobo me los mata, que vengan y controlen su fauna, aunque tengan que estar en el monte 24/7”.  A pesar de los escollos y del incierto porvenir de la reciella, Camino le ha inculcado su amor por los animales a sus hijos, Neyla y Mateo. “Veo muy negro el futuro de la reciella y creo que, en unos cuatro o cinco años, solo quedarán ovejas para que pasten los jardines. Las cabras necesitan monte, pero cada vez está más complicado. Por otro lado, la conciliación familiar es difícil. Más en un pueblo, pero creo que los niños, en el medio rural, tienen unos valores

que no aprenderían en una ciudad”.

 

Esteban Martínez Fonseca compatibiliza su trabajo en el lavadero de la mina Ana con su gran pasión: la cría de ovejas carranzanas y de cabras mantrinas para vida en la localidad riosellana de Linares. “Cuando era crío, en casa siempre había vacas pintas y roxas y se traía un cordero para criarlo a biberón para luego comerlo en las fiestas. En cuanto pude y con el primer dinero que reuní, compré una oveja. De esa oveja fui criando. Pasaron 35 años y aquí estoy, metido de lleno en este tema”, explica el ganadero, quien cuida de 16 hembras adultas y dos machos reproductores oveja carranzana y de seis hembras y un macho de cabra mantrina. Respecto al cambio de vacuno a ovino y caprino, Martínez señala que “me decidí porque tienen un manejo más fácil, además de que la oveja es el animal que siempre me gustó. De quince años para acá, me puse un poco más en serio a depurar la raza y tener animales clasificados y más buenos morfológicamente. La genética es un tema que me interesa mucho”. La alimentación y el manejo son primordiales para obtener unos ejemplares de calidad. En ese sentido, el riosellano explica que “en primavera y verano están por los pastos que tengo sin guardarlas y en noviembre y diciembre empiezan a parir. Las saco todos los días a pastar y luego las guardo en la cuadra. Además, les doy un poco de pienso y forraje. Cuanta más selección tienes, los animales tienden a ser más blandos, por eso necesitan más aportes. No es muy complicado. Hay que darles un poco de veza y de pienso todos los días”. Para Martínez, “el manejo en tiempo de paridera da algún problema porque un parto te puede venir con una cabeza o una pata para atrás y, si no estás aquí, es muy difícil que el animal sobreviva”. Es por ello que se ayuda de la tecnología para que sus corderos nazcan sin incidencias. “Desde hace años, instalé cámaras y puedo controlar con el teléfono y la tele de casa cuando están de parto”. En cuanto a las características y peculiaridades de la oveja carranzana, explica que “lo que primero mira la gente es el perfil convexo, que es la curva que tiene en sobre la nariz. Piensan que es lo más importante, pero no tiene nada que ver. Hay gente que se está obsesionando con las cabezas y se olvida de lo realmente importante, que es que tenga buen cuerpo, buenas patas y una línea dorsolumbar que sea recta. Además, los animales tienen que estar limpios, que no tengan pintas blancas y que tengan buena lana. También tienen que tener buen aplomo porque, si el animal no pisa bien, acaba derivando en otros problemas”.

La cabra mantrina es otra de las razas que despertaron su interés. “Estoy empezando a engancharme. Tiene que tener unos colores y manchas determinados. Buscamos que los machos tengan un flequillo y unos ‘faldiellos’ o lanas que sean ‘trapudos’. Todo esto lleva mucho tiempo. Yo no cuento las horas porque lo hago encantado. Me quito tiempo de otras cosas para dedicarlo a mis animales. Además, soy socio de ASCAN, la Asociación de Criadores de Cabras y Carranzanas del Alto Nalón, nos reunimos regularmente y compartimos nuestra afición”.

Problemas con los depredadores

Aunque el lobo acapara la atención por los daños que genera, hay otros animales que también atacan al ganado. Según Martínez, “el lobo no me afecta directamente pero, aquí en Ribadesella, está causando muchos daños por la zona de Santianes que linda con Igena. Supongo que será cuestión de tiempo. Aquí tenemos problemas con los raposos. Hay que guardar todos los días los corderos jóvenes en la cuadra”. Al respecto, asegura que “si te olvidas o llegas un poco tarde, puedes encontrarte que te falta uno. También está empezando a haber problemas con los buitres. A un vecino, que tenía una vaca pariendo con dos xatos, le comieron los tres”. La subida de precios en los piensos es otra de las causas que el ganadero señala como inconveniente para el desarrollo de su actividad. “Subieron un montón. No vivo de esto pero, si tuviera que hacerlo y costearme los piensos, tendría que bajar el volumen de la ración. Sería inviable. El dinero que gasto en forrajes y piensos lo compenso al cabo del año vendiendo unos animales pero, prácticamente, es lo comido por lo servido”. En cuanto al papel de las administraciones, el riosellano explica que “soy partidario de tenerlo todo en regla y que los animales tengan una identificación y estén legales. Lo que no puede ser es que vayas a dar un animal de alta y tengas que echar una mañana entera haciendo papeles. Se les llena la boca con que Asturias es uno de los principales productores de queso de calidad, pero eso hay que cuidarlo. Ya que no ayudan a los que lo producen, que no les pongan trabas. Mejor que nosotros, los que vivimos y trabajamos en los pueblos, no sabe nadie cómo funciona la vida. Que se preocupen de darnos acceso a internet y de darnos infraestructuras para que podamos acceder bien a los sitios”, añade. Respecto al porvenir del sector, Martínez cree que “la reciella tiene futuro y hay mucha gente joven con afición. No veo que se vaya a acabar, a no ser que entre políticos, lobos y alimañas acaben primero con nosotros”.