El Centro Tecnológico Agroalimentario ASINCAR participa en el proyecto Sprint, que se puso en marcha el pasado mes de junio y en el que también intervienen Innovasturias, supermercados MASYMAS, y las empresas ABAMOBILE y CIS ROBOTICS además de la cadena hotelera balear ARTIEM Hotels y el centro de investigación catalán CREDA.
El objetivo general de este proyecto se dirige a transformar patrones de consumo y reducir el desperdicio alimentario en estos tres escenarios: hogares, supermercados y hoteles.
Hoy martes, 21 de enero, se ha organizado un taller interactivo para presentar el proyecto que tendrá lugar en el edificio del RIDEA (Plaza de Porlier, 9) en el que se han realizado diferentes dinámicas sobre desperdicio alimentario organizadas por los socios. En estas dinámicas se han presentado prototipos de la tecnología a aplicar y estrategias aplicadas que contribuyan a la reducción del desperdicio alimentario, así como actividades enfocadas a abordar datos y falsos mitos con relación al consumo de alimentos.
Se ha hecho especial énfasis en las buenas prácticas identificadas a lo largo del estudio y se definirán distintas medidas que contribuyan a un mejor aprovechamiento de los alimentos destinados a consumo humano. De esta forma se conseguirá un mejor aprovechamiento de los recursos, así como un cambio hacia una sociedad con una cultura basada en prácticas sostenibles y con un menor impacto en el medioambiente.
El desperdicio alimentario es una crisis alarmante. Cada día se tiran en el mundo 1.000 millones de platos de comida, mientras 783 millones de personas pasan hambre y un tercio de la humanidad enfrenta inseguridad alimentaria. Además, cada año se desperdician 59 millones de toneladas de alimentos, lo que equivale a 131 kg por persona. Este problema no solo tiene un impacto social, sino también ambiental, ya que representa el 16 % de las emisiones de gases de efecto invernadero del sistema alimentario de la UE.
Este proyecto ha sido financiado por el programa Single Market Program de la Comisión Europea, tiene una duración de dos años y un presupuesto superior al medio millón de euros.