Nace TerraCert, un nuevo proyecto internacional para mejorar la formación en agricultura regenerativa

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La agricultura regenerativa se basa en un conjunto de prácticas que tratan de incrementar al máximo la sostenibilidad de la producción agrícola y ganadera, poniendo especial atención en la salud del suelo, la biodiversidad y la circularidad. Estas prácticas despiertan cada día curiosidad e interés por parte de los agricultores, que sin embargo adolecen de una falta de formación en estos aspectos.

Con el objetivo de mejorar el nivel de formación de los profesionales del sector agrario en la agricultura regenerativa nace el proyecto Terra. La iniciativa tiene como objetivo mejorar los procesos de formación de personas relacionadas con el sector agrario mediante el sistema de microcredenciales.

El proyecto cuenta con financiación del programa europeo ERASMUS+ y acaba de comenzar a desarrollarse con la constitución de un consorcio de entidades de cinco países: España, Italia, Polonia, Grecia y Francia. Está liderado por el socio español Terra Viva Ibiza, y además en nuestro país cuenta con la participación de la Universidad de Baleares y de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA).

Aportar formación en agricultura regenerativa

Las microcredenciales son como un minicertificado que muestra las habilidades y conocimientos adquiridos por una persona a lo largo de una breve experiencia de aprendizaje. Ya se utilizan en muchos campos y profesiones, y la Comisión Europea quiere que sean aún más comunes y reconocidos dentro del territorio de la UE. Son formaciones de duración breve, sin las obligaciones y requisitos que establecen otro tipo de formaciones más regladas, pero permiten mejorar los conocimientos y las capacitaciones profesionales.

TERRA pretende aportar una formación basada en microcredenciales en aspectos de Agricultura Regenerativa, donde agricultores de toda la UE puedan acceder a una información útil para afrontar los retos e incertidumbres de la producción de alimentos.

El sector agrario se encuentra inmerso en un continuo proceso de mejora de la producción de alimentos. Uno de sus mayores retos es obtener una rentabilidad económica suficiente para asegurar la viabilidad de la explotación, mejorando además el uso sostenible de recursos naturales, y con unas condiciones que permitan el desarrollo de las zonas rurales de la UE.