El Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario (SERIDA) es una de las puntas de lanza para la innovación y transferencia de conocimientos aplicados al sector en Asturias. Entrevistamos a Mamen Oliván, su directora gerente, para conocer los proyectos que están realizando actualmente y sus planes de cara al futuro.
–¿Qué balance hace de 2023 para el SERIDA?
–Ha sido un año muy intenso porque hemos desarrollado hasta 30 proyectos de investigación. Hemos impulsado la captación de fondos y conseguido proyectos de financiación europea, nacional y regional. También, hemos hecho mucho hincapié en estrechar la relación con el sector. Además, hemos tenido proyectos de transferencia de innovación. Todo esto nos ha llevado a un máximo de actividad, pero estamos contentos porque cumplimos con nuestro compromiso de acompañamiento al sector agroalimentario en la búsqueda de soluciones a sus problemas. A su vez, ha dejado en evidencia nuestras limitaciones. Llevamos tiempo queriendo reforzar y mejorar nuestra plantilla de trabajadores, así como nuestras infraestructuras, que están muy antiguas. Ya hemos descubierto cuál es el límite de nuestra capacidad y estamos trabajando con ganas, así que esperemos que todo vaya a mejor con el tiempo. Aunque el SERIDA lleva toda su existencia haciendo transferencia de innovación y acompañando al sector, el lanzamiento del SERIDA Hub le da un empujón más. Estamos colaborando con otras comunidades autónomas y consiguiendo que empresas y cooperativas se busquen y colaboren entre sí.
–¿Cuántas personas trabajan en el SERIDA?
–Actualmente, somos 174 trabajadores. La plantilla creció, pero con contratación temporal. Hemos captado fondos europeos Next Generation que permitieron la contratación de jóvenes, tanto para el programa ‘Joven Investigo’, como para el de primera experiencia en la Administración y estamos muy orgullosos. Por un lado, por haber dado la oportunidad a los jóvenes de tener su primer empleo y, por otro, porque el resultado está siendo muy bueno. Llega gente muy motivada, les gusta mucho lo que hacemos y descubren nuevos tipos de trabajo. Es una experiencia muy completa. Es cualquier cosa menos aburrido. Además, hemos conseguido por primera vez sacar contratos de investigador indefinido. Eso hace que consigamos personas muy bien formadas y especializadas en nuestro campo que van a seguir trabajando en líneas de investigación propias.
–¿Qué proyectos destacaría de los que están llevando a cabo?
-Todos los proyectos son interesantes e importantes pero, al colaborar con consorcios de empresas y entidades, algunos generan más dificultad. Eso permite abordar temas más complejos. Hay algunos de ellos que han salido de las misiones científicas del Principado, financiados por la Consejería de Ciencia, que son bastante ambiciosos. De esos consorcios, al estrechar relaciones, han dado lugar trabajos en común como el proyecto CERES, enfocado en la economía circular. Se centra en el aprovechamiento de subproductos y residuos del sector agroalimentario. En vez de desecharlos, es ver cómo pueden revertir a la cadena alimentaria convirtiéndolos en materias primas o en bioproductos con alto valor añadido. Desde el SERIDA estamos trabajando en el aprovechamiento de la magaya y de los desechos de las explotaciones ganaderas. Es un proyecto muy exigente en cuanto a planteamientos técnicos y científicos, pero creo que va a dar resultados muy buenos para el sector. Otro de los proyectos que sale de estos consorcios es el de Guardians, un proyecto europeo que lidera el CTIC. Desde el Serida, hemos puesto a su disposición nuestra red de granjas demo, actualizándolas y poniéndolas a disposición del sector para aplicar estudios y validación de determinados métodos y técnicas que tienen que hacerse en un entorno controlado pero que simule una situación real.
–¿Qué proyectos hay en el campo de la ganadería y la genética?
–A parte de trabajar con Ascol y con el resto de asociaciones ganaderas en el tema de selección y reproducción animal, también tenemos un proyecto de gochu asturcelta, con estudios para mejorar la genética. En temas de ganadería, destacaría los estudios en sanidad animal. Tenemos un grupo muy especializado en la búsqueda de biomarcadores de la paratuberculosis, que es una enfermedad muy extendida pero que no se detecta tan fácilmente.
–¿Alguna novedad de cara al próximo año?
–En ganadería nos acaban de conceder un proyecto para estudiar la forma de recuperar las células femeninas, los ovocitos de la corteza ovárica de las vacas con mérito genético alto, que tienen que ser sacrificadas por enfermedad, lo que permite recuperar la calidad genética de la madre. Nos han dado un proyecto de financiación nacional y se va a desarrollar en nuestro centro de Deva. También estamos muy volcados en programar actividades de divulgación y de transferencia ciudadana. Además, en la Semana de la Ciencia abrimos nuestros laboratorios y es muy gratificante. Es una función importante que hay que esforzarse por mantener.
–El Serida está llegando más a la sociedad en general.
–Evidentemente, ahora la comunicación es así y hay que llegar a todos. Desde el mundo de la ciencia, los propios proyectos de investigación te indican que hay que esforzarse en transferir a toda la ciudadanía. Somos un centro público y el ciudadano tiene derecho a saber en qué se gasta el dinero y cuáles son los resultados. En el mundo científico el SERIDA es muy conocido y valorado, pero hay que llegar a todos y a cada uno en su lenguaje. Encontramos a la sociedad muy receptiva y con ganas de saber. La investigación es fundamental para el desarrollo y para estar preparados para los retos del futuro.
–¿Qué le pide al nuevo año?
–Necesitamos que realmente se haga una reducción de la burocracia y de la carga administrativa en el mundo de la ciencia. Estamos sobrepasados de trabajo científico pero, sobre todo, de trabajo administrativo. Los científicos pasan más tiempo haciendo papeles que haciendo ciencia. Esto, en un centro de tamaño y personal limitado, cada vez se nota más. La gestión de cualquier trámite es un trabajo que agota y que te impide hacer otras cosas más importantes.