El aumento en la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera es una de las mayores preocupaciones de la comunidad científica internacional. Elementos como el metano, el óxido nitroso, el ozono o el dióxido de carbono se han multiplicado hasta un 56% en las últimas tres décadas, superando los 36.000 millones de toneladas, según la red internacional de científicos Future Earth. El origen de estas emisiones puede tener causas naturales, como la respiración de los animales o una erupción volcánica. Sin embargo, el grueso de ellas proviene de actividades necesarias para la actividad humana, como la quema de combustibles fósiles o el transporte. A nivel europeo, el sector primario no se encuentra entre los más contaminantes, pero sí puede servir para intentar paliar un proceso que está provocando sensibles cambios en el clima y un aumento de las temperaturas a nivel global. Una de esas iniciativas es la captura de carbono aplicada tanto a bosques, como a pastos y cultivos. Javier Barrial, fundador de Broker Carbon Farmers, ubicada en Corao, tiene claro que la sostenibilidad, además de necesaria para el futuro del planeta, también puede suponer una fuente de ingresos para el sector.
“La agricultura y la ganadería, tal y como las conocíamos, van a cambiar con la llegada de la nueva PAC. Uno de los pasos es el cálculo de la huella de carbono. Los ganaderos, por un lado, contaminan con el gasóil y las vacas y, por el otro, son emisores de créditos de carbono. Si calculamos lo que contaminan y lo que absorben, la diferencia o el neto son los créditos de carbono año a año”, explica el joven cangués, quien destaca que “cuantas mejores prácticas realicen, como siembra directa, utilización de abonos naturales o rotación de cultivos, el suelo se va regenerando. En vez de arar, echar químicos e ir erosionando el terreno, se va recuperando. Es lo que pretende la Unión Europea y lo que se va a implementar. Nosotros, ya que tienen que aplicar esas medidas y que parte de las ayudas de la PAC van ligadas a eso, pretendemos certificar estos procesos y llevarlos a reglamento para obtener unos ingresos anuales, que son los créditos de carbono”. Respecto al funcionamiento de estos créditos, Barrial destaca que “cada uno de ellos es una tonelada métrica de CO2 que se absorbió de la atmósfera. Si eso se certifica, se puede comercializar. En cuanto al precio de cada crédito, depende de la fiabilidad de las metodologías que se implementen sobre todo el proceso”.
La parte tecnológica juega un papel relevante en ese aspecto. Para poder certificar los créditos de captura de carbono es necesario un muestreo del terreno. Para tal fin, Broker Carbon Farmers cuenta con la colaboración de una empresa alemana. “Tenemos el convenio en exclusividad con Smart Cloud Farming, una empresa de satélites con inteligencia artificial. Marcan unos 200 puntos sobre las hectáreas que se incluyan en el proyecto, se hace el muestreo en base a la referencia satelital, el estudio de los terrenos y el cálculo de la huella de carbono y pasan a emitirse los créditos”, explica.
Tras la labor de los satélites para estudiar el terreno, llega el trabajo de campo. “El laboratorio Clean Biotec se encarga de especificar qué cultivos se adecuan al terreno para capturar más CO2, mientras que la consultoría Geo Innova calcula la huella de carbono de las fincas incluidas en el proyecto. En caso de que se capture más CO2 del que se genera, la diferencia podría comercializarse en forma de en el mercado voluntario”.
Iniciativa pionera en España
El interés de Javier Barrial por monetizar la captura de carbono surgió “en octubre del año pasado. Estábamos intentando sacarle rendimiento a un bosque y nos dimos cuenta de que, una de sus características es que absorben CO2. Al profundizar en ello, encontramos un mundo gigante alrededor y aquí hay pocas empresas que den este servicio. Actualmente, España tiene regularizados los créditos de carbono, pero solo los forestales para los terrenos que hayan sido bosque quemado o para los que no hayan sido bosque desde 1990. A raíz de ahí, salió lo de aplicarlo a la ganadería y la agricultura, porque van a ser la siguiente fase a nivel mundial”. En cuanto al interés que está despertando en los mercados financieros, Barrial señala que “sin ir más lejos, organismos como la FIFA, están detrás de iniciativas como ‘Carbon Goal’ que pretende, mediante prácticas agrícolas, dejar de emitir una gigatonelada de CO2. Cada vez hay más empresas, entidades y personas implicadas en mitigar la huella de carbono. Los agricultores y ganaderos son quienes producen los alimentos y les están haciendo aplicar muchas medidas, con el incremento de costes que les puede suponer. Nosotros proponemos los créditos de carbono como un ingreso más que pueden tener y que, por un lado, las empresas premien a ese ganadero o agricultor por sus buenas prácticas y, por el otro, que esas empresas puedan mitigar su huella de carbono”.
Requisitos para acceder a los créditos
Respecto a cómo introducirse en este mercado, Barrial remarca que “tiene que haber un mínimo de hectáreas. Nosotros estamos avanzando bastante en el muestreo. Si son pequeñas extensiones, con solo diez hectáreas, habría que agruparse con otros ganaderos y agricultores dentro de un mismo proyecto. El mínimo para que sea rentable es de unas 150 hectáreas. Los créditos se pueden vender o comercializar cuando se quiera. De su valor, una parte va para el agricultor o ganadero y otra parte la vendemos a otras empresas o entidades. Actualmente, es un mercado opaco por el interés de algunas grandes empresas, pero están intentado darle más visibilidad y que sea más transparente. Lleva dos años creciendo y es volátil. Su valor depende de las garantías y la precisión de las mediciones y de la ubicación geográfica de los terrenos”. Según el emprendedor cangués, los pasos a seguir para beneficiarse de los créditos por captura de carbono consisten en que “los interesados pueden enviar la PAC y nosotros le hacemos una valoración para ver si puede entrar o no en el programa. La Unión Europea abre los registros en febrero para regularizar los créditos, pero solo cumplirán un 5% de todos los ganaderos en España. Nosotros damos el servicio a quienes quieran acceder a estas ayudas, calculamos lo que contamina y lo que absorbe cada explotación para saber desde dónde partimos”.
Volver a las prácticas tradicionales
Para Javier Barrial, aplicar los métodos idóneos para capturar dióxido de carbono no supondría un gran trastorno para los ganaderos y agricultores asturianos. “En Asturias no haría falta cambiar muchas prácticas, sino hacerlo como se hacía antiguamente. En vez de tirar de químicos y fertilizantes y de arar, sería todo lo contrario: siembra directa, uso de rastrojos, abono y poda natural y que el suelo se vaya regenerando en vez de erosionarse. Sería volver a lo tradicional. Además, a partir de este año, los ganaderos y agricultores tendrán que calcular obligatoriamente su huella de carbono. Para ello, tenemos que hacer cursos de gestión, de cálculos de huella o de biosostenibilidad. Con la que está cayendo, ahora puede suponer un ingreso extra o complementario para el ganadero pero, a futuro, probablemente vaya cobrando más importancia”.
Que los terrenos agrícolas sean sostenibles y beneficiosos para el medio ambiente es uno de los factores más relevantes de la nueva PAC. De hecho, un 23% de su presupuesto irá destinado a la implementación de ecoesquemas, que incluyen prácticas como el pastoreo en extensivo, la rotación de cultivos o el mantenimiento de los pastos. En ese sentido, Barrial apunta que “los ganaderos ya no saben ni por dónde andan con tantas medidas que se les implementan. Tienen que darse cuenta de que es lo que se viene. Lo que van a premiar desde Europa es la agricultura regenerativa y los créditos pueden suponer un suplemento y ayudarles con la sostenibilidad y rentabilidad de sus explotaciones”.
Proyecto El Guindal
Aunque Broken Carbon Farmers ya trabaja con algunas pequeñas parcelas en Cangas de Onís, uno de sus proyectos de más envergadura se desarrolla en Castilla y León. “Ya tenemos disponibles los créditos de captura de carbono de El Guindal, una serie de fincas situadas entre Ávila y Salamanca con una superficie total de 214 hectáreas, entre secano, regadío y tierras de cultivo, y el precio de cada crédito es de 16 euros”, explica Javier Barrial, quien destaca que “cualquier persona, empresa o entidad interesada en comprar puede ayudar a los agricultores y ganaderos a conseguir el objetivo de cero emisiones. A su vez, estos pueden acceder a todos los datos sobre el estado actual de sus fincas y ver qué les renta más”.
El siguiente reto de la empresa canguesa también tendrá lugar en la comunidad vecina. Su fundador desvela que “estamos digitalizando una finca en Salamanca de 1.360 hectáreas. Estamos estudiando el terreno en base a la información de los satélites para sacar un factor entre cultivo y suelo”. Respecto a las expectativas de los créditos de cara al futuro, subraya que “somos una barbaridad los ganaderos y agricultores interesados. Es algo que va a seguir creciendo y creo que tiene mucho potencial. Además de ayudar al sector primario en su transformación y premiarle por sus buenas prácticas, las empresas contaminantes pueden compensar su huella de carbono comprando estos créditos”.