Casa Codesal y Ganadería Adelina, ejemplos de producción de leche en ecológico

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El pasado 24 de agosto, Campoastur organizó una visita a dos ganaderías de producción láctea en ecológico. El evento, destinado a ganaderos interesados en esta modalidad, sirvió para dar a conocer de la mano de sus titulares el funcionamiento de este tipo de explotaciones y los cambios a aplicar para obtener la certificación, así como sus ventajas e inconvenientes.

Cuco Nieto y Manuel Hernández, director comercial y técnico comercial de Campoastur respectivamente, ejercieron de guías. Para Nieto, “sabemos que el momento para entrar en ecológico no es el mejor, debido a las diferentes situaciones del mercado, pero esta coyuntura es una excepción en los últimos 20 años, ya que siempre ha habido un diferencial interesante y entendemos que seguirá habiéndolo en el futuro”. Los ganaderos participantes, quienes ya incluyen el pastoreo de sus animales entre sus hábitos de manejo, fueron Valentín Menéndez, de Rañadoiro, y Juan Fernández, de la ganadería Xuan Fernández, ambos de Tineo; Mateo Álvarez, de la ganadería Los Pinos, en Cornellana,(Salas) y Alberto Vega y Laura Rodríguez, de la ganadería Bartuelo, en Carreño.

La ganadería ecológica Casa Codesal, en Vilapedre, localidad de la parroquia lucense de Friol, fue la primera parada del recorrido. Ángel Rivas, su titular junto a su mujer y su hijo, aportó datos sobre la evolución de la explotación desde que decidieron dar el paso al ecológico y resolvió las dudas de los ganaderos asturianos. Según Rivas, “tenemos un total de cien animales, de los que 68 son vacas y la recría recría. Empezamos con 25 hectáreas y, actualmente, estamos en torno a las 70. Según fuimos aumentando hectáreas, se fueron aumentando las vacas”. Respecto a sus motivos para el cambio a ecológico, el ganadero destacó que “lo decidimos en 2003 y nos dieron la certificación dos años después tras el periodo de transición. El cambio fue a raíz del tema de las cuotas de leche. En su momento, compramos algo de cuota, pero fue una inversión fallida. Nos parecía que producir de esa manera no era lo nuestro. Nos dedicamos a pastorear y tratamos de buscar un poco de valor añadido. En aquel momento, Lactalis contactó con nosotros, decidimos dar el paso y estamos contentos”.

Remontándose a sus inicios en su apuesta por lo ecológico, de la que son pioneros en Galicia, Rivas recuerda que “entrabas en algo nuevo y te daba miedo si podrías producir de esa manera, pero el cambio no fue tan grande”.

Una de las particularidades de Casa Codesal es su exhaustivo control de la alimentación y producción de sus vacas así como utilizan un cuadro de pastoreo. “Empezamos con la contabilidad a finales de los ochenta. La producción de leche fue aumentando poco a poco, sin grandes incrementos y los cambios de convencional a ecológico se centraron en la alimentación, la gestión de los terrenos y la sanidad”, explicó Ángel Rivas, quien desveló que “en cuanto a alimentación, fuimos reduciendo la ración de concentrado de 400 a 200 gramos por litro de leche. Solo hacemos silo de hierba y hierba seca. Este año, la media de producción por vaca y día es de 19,70”. Respecto al destino de su leche, el ganadero lucense explicó que “servimos a Casa Grande de Xanceda. Empezamos en 2017 y fuimos su primer proveedor. Elaboran yogures, quesos y helados entre otros productos”. Otro de los aspectos que Rivas destacó como importantes fue que “nuestras vacas no estarán tan gordas como las de intensivo, pero la cuestión está en que no tengan enfermedades y que funcionen bien. Si a la vaca no la fuerzas, el número de tratamientos disminuye considerablemente. Eso se refleja en que el coste veterinario en ecológico es mucho menor que en convencional. Donde nosotros gastamos un poco más es en inseminación y reproducción”.

De intensivo a extensivo

La siguiente parada del recorrido fue la ganadería Adelina, con 70 animales y ubicada en Brul, Castropol. Al frente de ella está Jesús Méndez, quien explicó que “nosotros venimos de un sistema intensivo, de la época de la revolución verde de los años noventa. El estilo de granja que se llevaba de aquella era mucho concentrado, carro mezclador, índices genéticos y vacas de concurso”. Tras dos estancias en Canadá, Méndez decidió cambiar el rumbo de la ganadería familiar. “Me di cuenta de que no resultaba sostenible en el tiempo el sistema de explotación que estábamos llevando. A raíz de la jubilación de mis padres, decidí vender la mitad de la cuota que teníamos”. Respecto a los objetivos de su decisión, Méndez reconoció que “los fui descubriendo a lo largo del tiempo, aunque lo ideal es que hubiera sido al revés”. En ese sentido, destacó que “mis objetivos son conseguir una remuneración digna, procedente de un volumen de trabajo limitado que sea sostenible en lo social, en lo económico y en lo medioambiental”.