Quesería La Torre: el esfuerzo y el saber de cuatro generaciones

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Labra es un pueblo situado a nueve kilómetros de Cangas de Onís. Además de poseer unas vistas espectaculares de los Picos de Europa, esta localidad alberga un palacio de estilo barroco que data del siglo XVI. Entre las construcciones del palacio, se encuentra la capilla de Santa Rosa de Vitervo, trasladada piedra a piedra desde el cercano pueblo de Corao. Sea por coincidencia o por casualidad, en la quesería La Torre saben muy bien lo que significa mudarse de un sitio a otro. Nos lo explica Mari Carmen Concha Suero, cuarta generación al frente de la elaboración de queso Gamonéu. “En nuestra casa se hizo queso toda la vida. Empezaron mis bisabuelos, que eran de Gamonéu. Mi abuelo tomó el relevo y se trasladaron a Ardisana, de donde era mi abuela. Después de un tiempo, compraron en Labra, donde estamos actualmente. A su vez, mis padres continuaron la tradición haciendo queso y atendiendo al ganado en Enol en verano y bajando a Orandi en invierno”.

Cuando llegó la hora de coger el testigo de sus progenitores, a la quesera canguesa le movió su amor por los animales. “Sin querer, acabé yo también haciendo Gamonéu. A mí lo que más me llamaba la atención era la ganadería porque lo vi desde cría. Hacer quesos era más cosa de mi madre y de mi abuelo. Decidimos seguir con la quesería porque supone una gran ayuda, pero la trasladamos de Enol a Labra porque a mí me parecía más rentable. Nos decidimos a probar y, si no se daba bien, cerrábamos la puerta y a tomar vientos”, explica la canguesa. En cuanto a diferencias entre el Gamonéu del Puertu y el del Valle, Mari Carmen Concha destaca que “mucha gente me lo pregunta y yo lo tengo claro. En la elaboración no hay ninguna diferencia entre un queso y otro porque se hacen exactamente igual. Lo único que cambia es el terreno donde pastan los animales”.

Elaboración artesanal

Para la titular de la quesería La Torre, “no existe ningún secreto para que el queso salga bueno. Es verdad que influye la mano del quesero, pero lo principal es tener buen material y tratarlo con mucho cariño. Hay que tener en cuenta que la leche es una materia viva en la que influyen factores variables como la temperatura, el calor o la humedad”. Es por ello que disponen de 25 ovejas, 38 cabras y 45 vacas para abastecerse de leche. “Utilizamos de los tres tipos la mayor parte del año, explica Mari Carmen Concha, quien destaca que “nosotros elaboramos a diario, cuando la mayoría de la gente lo hace cada segundo día. Somos una quesería pequeña y hacemos nuestros quesos de forma totalmente artesanal”. En cuanto a producción, la quesería La Torre elabora entre ocho y diez kilos de queso al día.

La importancia de la DOP

Pertenecer a la Denominación de Origen Protegida Gamonéu del Valle supone para Mari Carmen Concha “un gran apoyo. A parte de que estamos muy controlados y tenenos que hacer una serie de analíticas y demostrar una trazabilidad, la DOP nos publicita bastante y, si surge algún problema, podemos contar con su respaldo”, añade. Respecto a la situación de la ganadería, la canguesa considera que “estamos como hace treinta y tantos años y no varió desde entonces. Cuando era cría, recuerdo de ir a vender cabritos y corderos y pagarse a más precio del que se paga ahora”. Respecto al reconocimiento de la sociedad en general al trabajo de los ganaderos, Mari Carmen Concha recalca que “si el sector primario cierra, nos morimos todos de hambre y parece que la gente no lo entiende. Echo en falta más apoyo y que se reconozca nuestra labor”.

Vacas con GPS

La tecnología puede ser un gran aliado a la hora de facilitar ciertas tareas en el campo. Ejemplo de ello son las vacas de la quesería La Torre. Cada una de ellas lleva un collar con un rastreador GPS que posibilita que estén localizadas en todo momento. Para Mari Carmen Concha, “nos sirve de gran ayuda y estoy encantada con ello. Descargando una aplicación puedo ver dónde están desde el teléfono móvil. Aporta tranquilidad y nos ahorra tiempo porque, al estar localizadas, podemos saber por qué sitio ir a buscarlas”.

Respecto a la gestión del Parque Nacional, la quesera se muestra crítica. “Los de la administración del Parque serán muy listos de estudios, pero no pueden saber más que los ganaderos, que aprendieron a base de práctica durante siglos”. En cuanto a acciones para mejorar la situación de la cabaña ganadera en Picos de Europa, Mari Carmen Concha considera que “se tendrían que emplear los retenes de limpieza para hacer cortafuegos y poder ir quemando gradualmente como se hizo siempre. Si no, se vuelve todo matorral