La desaparición de una escuela de pueblo se vive a cámara lenta. Como otras muchas cuestiones en el medio rural, el cierre de un colegio se escribe como la crónica de una muerte anunciada: todos los vecinos y vecinas saben que cuando la hija de uno o el hijo de otra cumplan cierta edad, todo se habrá acabado.
“Es indignante que la Administración solo tenga en cuenta el número de alumnos a la hora de proporcionar este derecho básico de la población rural”, ha lamentado Teresa López, presidenta de la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales (FADEMUR). En su opinión, habría que cambiar este criterio y fijarse en otros aspectos, como la calidad de la enseñanza proporcionada o el factor determinante que puede suponer el colegio o instituto para la pervivencia de un pueblo.
Esta es una de las medidas que FADEMUR ha pedido con motivo del DíaInternacional de la Educación que se celebra hoy, 24 de enero. Además, la organización también ha querido reconocer el esfuerzo y la valía de “todos aquellos centros educativos y docentes que, con más sacrificio que recursos, acortan año a año la diferencia de resultados educativos entre el mundo rural y el urbano, tal y como demuestran diferentes estudios. Sin embargo, desde la organización de mujeres rurales han señalado que “todavía estamos muy lejos de la igualdad entre ambos”.
FADEMUR ha señalado que aspectos relacionados con la falta de servicios básicos en los pueblos también repercuten en sus escuelas. En este apartado, la organización ha prestado especial atención a la brecha digital: “En pueblos donde la cobertura móvil y la conectividad a Internet pueden ser desde reducidas a nulas, la alfabetización digital del alumnado se ve mermada por mucho que desde la Comunidad Autónoma hayan enviado unos ordenadores buenísimos”, ha explicado su presidenta. En otras ocasiones ocurre todo lo contrario, pueblos con buenas infraestructuras cuyos colegios, sin embargo, siguen siendo analógicos. Por eso, FADEMUR ha pedido que se trabaje en esta línea para que todos los niños y niñas tengan las mismas posibilidades de realizarse en este aspecto independientemente del lugar en el que vivan.
FADEMUR ha explicado la necesidad, tanto de la España rural como de la urbana, de impulsar la educación intermedia. En nuestro país tenemos un amplio porcentaje de población con estudios superiores, casi la mitad que en la Unión Europea. “En un principio, esto podría parecer un buen indicador”, ha dicho López. “Sin embargo, provoca una sobrecualificación de la sociedad en su conjunto, que se siente frustrada, como es lógico, cuando no encuentra un puesto laboral adecuado a sus capacidades y expectativas y, al final, se produce una fuga de cerebros. Una pérdida de capital humano valiosísima que coincide con la falta de personal con educación intermedia como la proporcionada por la formación profesional”, ha concluido.