María Jesús Álvarez, consejera de Desarrollo Rural y Recursos Naturales

María Jesús Álvarez hace una valoración de la evolución del sector primario en Asturias en 2017 y vislumbra lo que el próximo año puede traer al sector. La Política Agraria Común (PAC) continúa siendo uno de los temas que más preocupan de cara a la próxima reforma después del 2020. En líneas generales el sector agroalimentario evoluciona adecuadamente así como recordaremos este año por el de la ‘cosechona’. Con respecto a la normativa sobre el purín desde la Consejería con las organizaciones agrarias se están articulando las posibles medidas para que el Ministerio plantee una moratoria y en todo caso excepciones a la aplicación de esta norma para que “los ganaderos de leche, que son los más afectados, tengan la menos incidencia posible”.

-Háganos una valoración general de lo que ha sido 2017 en cuanto a la PAC se refiere.

-Es el año de la gestión del nuevo Programa de Desarrollo Rural y la nueva reforma de la Política Agrícola Común (PAC) ya se ha afianzado. Paradójicamente se ha abierto un debate sobre la política agrícola común y la reforma que vendrá después del año 2020. Este sector está sujeto a constantes cambios en cuanto al marco normativo europeo. En el marco actual de la PAC Asturias está cumpliendo sus objetivos. Este año se han realizado los anticipos de 14 millones de euros en el mes de octubre y ahora en diciembre completaremos los pagos de la campaña que finalizará en 2018. Asturias está manteniendo el apoyo a las rentas de los ganaderos en el horizonte que nos habíamos planteado en el marco de la PAC y contribuye a la estabilidad del sector.

-Háblenos de la situación del sector agroalimentario.

-El sector agroalimentario asturiano es un sector que sorteó de forma bastante razonable la crisis y ahora en 2017 se estima cerrar año con un nivel de ventas sobre los 2.000 millones de euros. De ese dinero, un 70% viene de la leche, pero por ejemplo las cárnicas, tan vinculadas a nuestra tradición chacinera, calculamos que cerrarán año con un nivel sobre los 139 millones de euros. Aunque la configuración del sector es muy plural, hay muchas pequeñas y medianas industrias que están en este sector de la transformación agraria que generan valor añadido al territorio. Es un sector en el que hay que seguir trabajando tanto en la estrategia de competitividad del medio rural que presentamos la pasada legislatura, como en los acuerdos de concertación, no solo por su aportación económica, sino por dar valor a las producciones primarias.

-Este ha sido el año de la ‘cosechona’.

-Este año la cosecha en Asturias se estima en torno a 35 millones de kilos. Tocaba año de buena cosecha, a lo que se sumaron una serie de circunstancias y quizás también el trabajo de todos estos años en los que se ha apoyado la puesta en marcha para superficie de manzana de sidra, lo que conduce a que en estos momentos tengamos una producción propia importante. Ha habido un esfuerzo importante de los lagares por incorporar toda la manzana posible, y el sector productor, que está afianzándose en el marco profesional en los últimos años, tiene todavía que mejorar esa capacidad de organización para una gestión de su producto con los transformadores en tiempo y forma que no nos lleve a estos finales de año con el agobio de una producción que madura y hay prisa por colocar. Cuanto más se profesionalice el sector y se integre en organizaciones de productores, mejor podrán defender su producto y buscar contratos que retribuyan adecuadamente esa producción.

-¿Cómo se ha incorporado la Sidra de Manzana Seleccionada a la Denominación de Origen Protegida?

-A esto ha contribuido el trabajo del Consejo Regulador que tuvo mucho interés en dicha incorporación, la propia voluntariedad de los que estaban en esa marca y también la posibilidad de ampliar los pliegos en la D.O.P. con nuevas variedades de manzana en un número importantísimo, se han incorporado 45 variedades. Esto ha sido posible gracias al trabajo de 30 años del SERIDA que había procedido a la prospección de estas variedades en pomaradas locales. Esta ‘cosechona’ y crisis de octubre ha servido para que el consumidor tome conciencia de la importancia de pedir sidra con Denominación, que garantiza que estamos consumiendo sidra de manzana únicamente asturiana.

-¿Cómo se lleva el control sobre la polilla de la patata?

-La plaga de la polilla de la patata nos llega desde Galicia y nos obliga a adoptar medidas de cuarentena para evitar su avance. En Asturias hay poca producción de patata profesional, la mayor parte se produce para autoconsumo. Se tomaron medidas para que en aquellos lugares donde la presencia de polilla se había constatado no se pudiese sembrar ni comercializar patata. Estas medidas se han incrementado a más concejos por no haber conseguido que se mantenga la plaga y por razones de seguridad hemos establecido unas zonas tampón y de vigilancia en las que solo necesitamos saber quién siembra y en qué parcelas para tener un control. En el marco de un par de años esperamos tener la plaga controlada.

-¿Cómo se está actuando desde Asturias ante la nueva normativa sobre el purín?

-Ya en el mes de julio planteamos oposición a muchas de las medidas que el Ministerio proponía teniendo en cuenta el escenario territorial de nuestra comunidad autónoma. Esto afecta sobre todo al purín de porcino que nosotros no tenemos y en Asturias la mayor parte de los depósitos de purín de las explotaciones están cubiertos, para que se tuviera en cuenta a la hora de aplicar la norma. El Ministerio incorporó de forma muy parcial nuestras objeciones lamentablemente y plantea que por parte de las comunidades se apliquen determinadas excepciones. Estamos en ese planteamiento con las organizaciones profesionales agrarias con las que nos hemos reunido para entre todos articular las posibles medidas para que el Ministerio plantee una moratoria y en todo caso excepciones, bien argumentadas a la aplicación de esta norma para que los ganaderos de leche, que son los más afectados, tengan la menos incidencia posible.

-¿Cómo valora el reparto de cuotas de 2018 para la flota pesquera asturiana?

Tendrá sin duda efectos negativos. Este acuerdo conlleva para el caladero Cantábrico Noroeste una pérdida del 13% de cuota de merluza y del 20% de caballa, lo que supone un total de 4.358 toneladas. Esta reducción resultará muy perjudicial para la flota artesanal asturiana y afectará a la supervivencia económica de muchas familias y poblaciones dependientes de la pesca. Este año la flota de artes menores de Asturias agotó las posibilidades de pesca de merluza en junio y la de caballa en ocho días, por lo que asumir nuevas reducciones sitúa al sector ante un problema que no va a paliar el hecho de se incremente la cuota de otras especies como la raya, el gallo o el jurel o que el rape la mantenga. Ante esta situación exigimos al Ministerio de Agricultura y Pesca una mejor gestión de las posibilidades de pesca, que incluya una revisión de las cuotas de merluza de las que disponen artes como el arrastre, que no son capaces de consumir y que resultan fundamentales para volanderos, palangreros y artes menores, en lugar de limitarse como hasta ahora a una redistribución en el último trimestre del año, cuando no queda tiempo para aprovechar la cuota redistribuida. Además solicitamos al Gobierno central una compensación económica para los afectados por el daño que produce esta reducción de cupos.

-¿Qué retos tiene la Consejería para 2018?

-El primer reto sería disponer de presupuesto porque permitiría una gestión más ordenada y mejor de los recursos públicos que en este caso son muy importantes, y todos ellos llegan directamente al sector profesional. Y en segundo lugar, como está abierto de nuevo el debate de la Política Agrícola Común, y el año que viene hay que empezar a hacer oír nuestra voz en cuanto a territorio respecto a cómo tiene que ser la orientación de esa política. Nos resistimos a que se dé por hecho que habrá menos fondos para la PAC. Dichos fondos deben orientarse a los profesionales del sector, a los que producen alimentos para garantizar que su nivel de rentas es adecuado; que la PAC intervenga de forma más decidida en la incorporación de jóvenes, el relevo generacional sigue siendo básico; la PAC tiene que tener en cuenta el modelo de pequeña explotación familiar, que se ajusta mejor a nuestro condicionante territorial y que además colabora mejor de la cohesión territorial y debe recuperar medidas de mercado, la reforma actual la abandonó casi por completo y es difícil gestionar las crisis de precios.