El asturiano Leonardo Medal es todo un referente en el salto de obstáculos regional, nacional e internacional. Dedica su vida a su gran pasión, los caballos, desde bien joven en lo deportivo y más tarde en lo empresarial, ya que es el propietario de la Yeguada Manzaneda.
-¿Cómo fueron sus comienzos?
-El caballo me atrajo desde pequeño y mi familia desconocía este mundo, mi padre era marino, recuerdo ir de feria en feria con mi padre para que me comprara un caballo, además lo quería pinto, imagino por la influencia de las películas de vaqueros (entre risas). Mi escuela de referencia fue el Club Hípico Astur (CHAS), empecé a montar con 10 años y a los 12 debuté, mi primer concurso fue en San Lázaro, en Oviedo.
-En su trayectoria profesional cuenta con un exitoso palmarés, ¿cómo ha sido la evolución a lo largo de su vida?
-El caballo ha sido el motor y motivo de mi vida, he comprado, vendido, y domado muchos caballos, bien criados por mí o por otras personas, y he vivido durante muchos años de los premios de las competiciones. Son muchos años saltando y he batido récords en número de pruebas ganadas, concursos participados, caballos que han pasado por mis manos… Soy un jinete muy peculiar, es difícil encontrar hoy en día jinetes en activo que lleven este palmarés y constancia. Desde el año 72 hasta la fecha, como jinete mi dedicación ha consistido en saltar y montar a caballo, no lo he dejado ni un año de mi vida. Los jinetes a partir de los 50 años se suelen retirar, no es mi caso, en primer lugar es mi pasión y vivo de ello, soy un hombre de caballos y me moriré con ellos.
-¿Cuándo nace su afición por la cría?
-Por cierto romanticismo, finales de los años 80 comencé a criar algún potro en Ceares, en Gijón. En el año 94, cuando me vine a vivir a la finca de Manzaneda ya me lo tomé más en serio, por la dimensión del terreno y por las posibilidades de desarrollar la cría, ya que requiere mucho espacio. Fue cuando realmente la Yeguada Manzaneda arrancó con la experiencia que había adquirido, ya que colaboré muchos años con mi tío, que en paz descanse, Óscar García del Río en Gijón y en Infiesto. Fuimos pioneros en Asturias en la cría de caballos.
-Actualmente, ¿cuántos animales tiene?
-Cinco yeguas de cría y un semental, Rey de Gozón, también cubro con sementales de fuera. Tenemos una veintena de animales propios de la ganadería de diferentes edades y tres caballos de concurso de mi cuadra.
-¿Qué ofrecen sus instalaciones de Manzaneda?
-Sus tres pilares son la competición, la cría y la enseñanza. En este centro ecuestre este año hemos desarrollado el mayor número de concursos en Asturias, el que más concursos se han desarrollado este año uno importante en julio y en invierno territorial, interclubs, concursos sociales… En enseñanza se cerró un ciclo en el que contamos con un número importante de alumnos y ahora empezamos con una nueva escuela.
-En la cría de caballos de deporte español ¿en qué lugar se posiciona Asturias?
-Podemos decir que Asturias es una potencia, pero muy pequeña a nivel europeo. Tiene mucho futuro porque se han asentado varias ganaderías con mucho peso y están haciendo cosas, pero evidentemente hay que dar tiempo, son nuevas. La ganadería más antigua es la mía.
-¿Cuál es su meta?
-Mi meta es disfrutar de mis caballos. Vivir, levantarme por la mañana, ir a las praderas, ver cómo se desarrollan y cogen cuerpo los potros que nacen cada año y disfrutar con los que selecciono para mí en la competición.
-Hace unos meses sufría una caída y ya lo vemos recuperado.
-Me caí en el concurso hípico de Valdemoro, fue una caída tonta pero fea, el caballo se me cayó encima y me fracturé la pelvis, tardé dos meses y medio en recuperarme. Acabo de ganar con ese mismo caballo el Gran Premio de Salamanca. Ya estoy bien, salté en Gijón en el CHAS y en Las Mestas. Me voy a Sevilla a saltar dos fines de semana seguidos.
-¿Cómo valora la situación del sector?
-El sector en España ha sufrido mucho. Es un producto de lujo para la economía y cuando hay complicaciones ese tipo de extras se cortan. El caballo tiene valores fluctuantes y el mercado del caballo cayó empicado. Todos hemos ajustado nuestra economía en función de ello y la crisis nos ha afectado mucho.
-¿Contamos con cantera en Asturias?
-En Asturias hubo un gran proyecto, el de El Asturcón, que desgraciadamente no triunfó y que conjuntamente con el CHAS eran los dos motores como grandes centros ecuestres. El Asturcón durante unos años sacó mucha gente unos años, al apagarse, la hípica asturiana se resintió mucho. Y el Chas con los problemas económicos que ha sufrido estos años ha hecho que la hípica asturiana haya estado bajo mínimos. Hay pocos infantiles y alevines, no salen juveniles.
-¿Resulta caro mantener esta afición?
-Competir es caro, practicar no, pero de forma amateur. Para competir a nivel superior, cada 5 cm que subas de altura se dispara. Es un tema de altura y a dónde quieras subir en nivel de competición.
-¿Continúa la saga Medal?
-Tengo dos hijos, Pablo de 13 años y Leo de 15, los dos montan, cada uno con su estilo y a los dos les gustan los caballos. Me gustaría que siguieran montando a caballo, pero no de forma profesional, hay que ser un equilibrista para vivir de los caballos, hoy tienes oro y mañana no tienes nada, las pruebas se ganan por centésimas, las lesiones de los caballos castigan… es un deporte profesional muy complicado, más en un país que no es de caballos, como es el nuestro, pero donde hay gente que le gusta. Concretamente en Asturias durante muchísimos años hubo una gran afición a los hípicos, que eran el motor del verano asturiano. La suspensión de las apuestas ha estropeado mucho la imagen de los hípicos, ya que iban unidos. Prohibir las apuestas en determinados escenarios ha perjudicado al deporte, al espectáculo.