Con 65 años cumplidos en noviembre de 20024, Atilano García Álvarez acaba de jubilarse. “Estamos al desenganche”, comenta, ya que tuvo que esperar hasta enero a que se produjese la incorporación de su nuera Cristina Álvarez Rodríguez, al frente ahora de la Ganadería Chuisín de Trones (Cangas del Narcea). Su marido se dedica a otra actividad y ella también lo hizo hasta tener a las niñas, Valeria de 7 años y Vera de 4. “Surgió la ocasión de ser el relevo generacional de mi suegro y para mí también es una oportunidad continuar con la ganadería y seguir al lado de las pequeñas. Tengo que decir que no tenía ninguna relación con las vacas, pero ya voy poco a poco haciéndome con ello”, explica Cristina Álvarez.
Ganadería Chusisín tiene 50 cabezas de Asturiana de los Valles tipo culón. “Criamos alguna ‘xata’, vendemos algo para vida y el resto se ceba todo hasta el año que se vende a masymas”, explican, haciendo hincapié en lo duro que es el cebo cuando llega un problema “con el trabajo y sacrificio que cuesta cebarlos y lo que llevan comido. Cuando subieron los costes de producción seguimos cebando pese a las dificultades, somos necios”, afirma Atilano García.
A mediados de enero aún tienen la mayor parte de los animales fuera. “Este año ha sido bueno y tenemos comida bastante, además de la cuadra tenemos una cabaña en una finca y el cebadero. En 65 años no vi un año tan arrogante de comida como este, con hierba y ponemos un rollo de silo cada cierto tiempo. Que viene bien porque gastos hay bastantes: pienso, gasoil, abono, plástico cuerda… hay unos gastos terroríficos”, añade el ganadero ya jubilado.
Con respecto al relevo generacional, Atilano indica que “tenía que haber siempre dos matrimonios en las casas, uno ya jubilado pero que siguiese echando una mano y gastando poco a poder ser (entre risas), porque la paga vaya por Dios… es la manera de ayudar a los jóvenes, además si no hay gente en casa no ves un día libre, aunque es cierto que ya se trabaja de otra manera. Pero ganadería que cierra, no vuelve a abrir”.
Las nuevas generaciones vienen también con ganas. A Valeria le encanta la ganadería y su hermana Vera la ayuda en labores como soltar los ‘xatos’ a mamar, además ellas les ponen los nombres a las terneras y terneros, los últimos que han nacido son Mariví y Blue. A las dos les gusta acudir a los concursos ganaderos que se celebran en Cangas del Narcea. “Debe de venirles en la genética, porque al padre también le apasiona la ganadería, aun teniendo otra ocupación ayuda mucho”, explica Cristina Álvarez.
Atilano y su mujer comentan que la evolución del pueblo ha sido importante en los últimos años. “Trones es ganadero y fue muy importante para ello que tuvimos el aparcelamiento en año 2000 y gracias a eso la gente se quedó en el pueblo. El monte proindiviso se hizo pastizales y las vacas tienen comida de sobra sin salir de Trones. Es una profesión que tiene que gustarte mucho y las mujeres son fundamentales, en mi caso trabajó más que yo, porque además de los trabajos del campo, ella seguía trabajando en casa. Antes estábamos casi dos meses con la hierba seca en verano”, recuerda Atilano.
De cara al futuro, la ganadera recién incorporada espera mantener el número de animales actual con una media de 30 cabezas anuales de cebo más ahora que el precio de la carne está “al que debería estar hace mucho”. Su suegro confiesa que se ha quitado un peso de encima con la incorporación de Cristina, “los papeles y la burocracia eran mi mayor problema y no me van las nuevas tecnologías, ¿qué piensan que no tenemos otra cosa que hacer? Estoy contento de que lo vaya a llevar ella”.
Para finalizar esta familia ganadera reflexiona sobre la mejora de la cabaña ganadera de Asturiana de los Valles. “Se ha mejorado mucho, desde la facilidad del parto o el rendimiento cárnico. Para mí es la mejor raza”, concluye Atilano.