Tapia Servicios Veterinarios, cuatro décadas velando por el bienestar animal

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“Mis inicios fueron los de cualquier chico de pueblo, con vacas en casa y padres ganaderos. Nací en Salave, en mi casa había diez vacas y decidí estudiar Veterinaria”. Quien así habla es José Pérez García, conocido como Pepe Barcella, gerente y fundador de Tapia Servicios Veterinarios, grupo fundado en 1979 y con sede en el polígono tapiego de El Cortaficio. Tras terminar sus estudios en León, a Pepe le surgieron varias oportunidades laborales, pero optó por volver a su tierra para ejercer la medicina clínica rural. “Era lo que se hacía en aquella época y decidí quedarme en esta zona”, explica Pepe, quien señala que “cuando uno acaba la carrera, la formación no es la suficiente para poder empezar solo”.

En ese sentido, destaca la importancia que tuvieron sus mentores en sus primeros años ejerciendo la profesión. “Veterinarios como Pico que me presentó a Jaquete, que fue mi mejor profesor. Nunca olvidaré lo que me ayudaron en mis inicios”, afirma. Tras dar sus primeros pasos, un viaje a Estados Unidos propició nuevos contactos y otra forma de entender la Veterinaria. Conoció  a Gumer, “que fue un hallazgo muy importante. En aquel viaje descubrí otro mundo de la Veterinaria, que traté de trasladar  hasta aquí”, detalla Pepe , destaca que allí aprendió la importancia  de “formar un buen equipo”.

Evolución de la ganadería en Asturias

Más de cuarenta  años de trayectoria han aportado en Tapia Servicios Veterinarios una visión privilegiada del desarrollo de la actividad ganadera en Asturias como impulsores de los cambios que se fueron sucediendo. Allá por 1986 deciden crear La asociación ‘La Esperanza’ orientados por Ramón y Juan, profesores de  Formación Profesional que conocían el ITG de Navarra, cuyo único fin era ofrecer servicios en común fuera de lo que era la clínica normal, como mejora de la calidad de la leche, de reproducción, nutrición, y mucha formación. La asociación de ganaderos “todavía existe y ofreció en su momento formación y cientos de conferencias”, apunta Pepe.  La respuesta por parte de los ganaderos superó sus expectativas. “Fue un éxito total. La única preocupación que teníamos en aquellos momentos era que venía demasiada gente, en el Ayuntamiento solo había cabida para 150 personas, se cobraban 5.000 pesetas y no había espacio para todos los interesados, aquello cambió la perspectiva del negocio de las vacas de leche en la zona. Los ganaderos empezaron a aprender lo que era la nutrición, el carro mezclador, la genética, los programas reproductivos, la bioseguridad, el cow confort, la calidad de la leche. Luego vendría mucha más formación de la mano de Anembe y llegaba a los ganaderos desde los grupos veterinarios y las cooperativas, así llegó la ecografía reproductiva, la analítica tan importante para confirmar sospechas diagnosticas y para evaluar alimentos, el manejo de recursos humanos tan importantes a medida que las ganaderías crecen.

Respecto a  las mejoras que supusieron aquellos avances destaca como uno de los principales la mejora en el confort de los animales para  aumentar la rentabilidad de las explotaciones. “Descubrimos que la rentabilidad era mayor cuanto más cómoda estaba la vaca con la misma genética y alimentación. El secreto estaba en la comodidad, tanto en las camas y en los pasillos, como en el acceso al agua y la ventilación. Claramente el llamado Cow Confort  fue la mejora más importante. El gran problema fue que no todo el mundo estuvo abierto a ello”, concluye.

“Ahora mismo disponemos en las granjas de mucha información que nos aportan los robots o las salas de ordeño, de producción, consumos, actividad, salud, el reto de futuro de Tapia S.V. es manejar toda esa información, con el apoyo laboratorial que se considere, dejando de ser bombero y siendo mas grupo veterinario de explotación, apostando por la reducción del uso de medicamentos y  una mayor rentabilidad”, insiste.

El esfuerzo y el trabajo diario hizo que cada vez más clientes demandasen sus servicios, viéndose en la necesidad de ampliar y mejorar sus instalaciones. El resultado fue el Hospital Veterinario Tapia, un centro veterinario integral pensado para dar servicio tanto a pequeños como a grandes animales y que alberga un equipo de 20 profesionales comprometidos con la formación contínua. El hospital, inaugurado en 2011, dispone de servicio de urgencias 24 horas, laboratorio, diagnostico por imagen, endoscopia, ecografía, quirófanos, apostando ahora por la cirugía de mínima invasión y valorando incorporar un TAC.

“Nuestro plan a  futuro es consolidar un buen equipo, para poder ayudar a nuestras ganadería a afrontar los retos que se vislumbran, de precios, personal, normativas,  huella de carbono, reducción del uso de medicamentos, etc…”, finaliza.