Carlos Bada Herrero, ganadero de Tielve (Cabrales): “Ahora tengo una media de 30 pérdidas de animales anuales a causa del lobo”

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“Tengo las vacas en el puerto de Ostandi y están acostumbradas a estar en el monte todo el tiempo”, señala Carlos Bada Herrero tras especificar que la localización precisa del ganado depende de la época del año y del estado del animal. Bada realiza las ventas de los terneros a la Asociación de Criadores de Raza Asturiana de la Montaña (ASEAMO), pero también vende a particulares. “Además de lo que pastan, a los animales se les da forraje”, apunta y también hace algo de hierba seca.

Daños del lobo

Este ganadero explica que los ataques del lobo afectan mucho a su trabajo y puntualiza que los mayores daños han ocurrido, especialmente, en los últimos diez años. “De 2006 a 2016, tuve unas cinco pérdidas en total, pero, actualmente, tengo alrededor de 30 al año. Estas cifras suponen entre el 20% y el 30% del ganado”, añade el de Cabrales. En lo que respecta a la compensación por los daños, apunta que la Administración se compromete a pagar las pérdidas ocasionadas por el lobo, pero “no suele cumplir el pago en el plazo de 90 días”.

En su caso personal, Bada Herrero se encarga de adjuntar todos los daños en los expedientes pertinentes, “suelo rellenar los documentos cada tres o seis meses. Cuando los daños suceden fuera del Parque Nacional de los Picos de Europa, los guardas se encargan de elaborar el papel, así que cuando ocurren dentro, requiere más burocracia”, recalca al asegurar que hay un plazo de un año para informar de los siniestros.

Continuando con el tema del lobo, el cabraliego apunta que, en ocasiones, es difícil encontrar los daños del lobo, sobre todo, “los terneros pequeños”. Respecto al comportamiento del ganado ante los ataques, aclara que las vacas actúan como los humanos, “huyen cuando se sienten amenazadas, por lo que, a veces, es común que haya despeñamientos. Cuando ocurre esto, en ocasiones, no se contabilizan como daños provocados por el lobo”, subraya.

Aunque el titular de esta ganadería de Cabrales no concentra los partos en ninguna época del año, reconoce que “la mayoría suelen suceder en primavera”. Por otro lado, Bada Herrero no suele ir a ferias ni concursos porque el tema de la genética no le interesa especialmente, “si sale alguna guapa mejor, pero me da igual. Compro sementales a otros ganaderos”.

“Cabrales será el segundo o tercer municipio con más ganaderos de Asturias”, resalta el titular de la ganadería aunque apostilla que cada año hay menos profesionales del sector rural en el concejo. “Con un CEA (Código de Explotación Ganadera), seré de los que más animales tiene de la zona”, comenta.

Con relación a la situación de la ganadería, el de Cabrales destaca que, actualmente, el sector se encuentra en un punto intermedio. “Hay más ayudas, por un lado, sobre todo, en la raza Casina que está en peligro de extinción, pero mucha más burocracia que antes”. Las subvenciones por la incorporación son muy útiles, según el titular, pero subraya que muchos ganaderos se meten al sector por esta ayuda, “esto es un problema porque hay que dedicarse a la ganadería por voluntad, no por la subvención que dan por incorporarte a este trabajo”.

Saneamiento del ganado

En su día a día, Bada no puede acceder en coche al puerto por lo que tarda “una hora caminando en llegar a las vacas”. De hecho, aclara que cuando se hace el saneamiento de los animales, hay que bajarlos a las zonas donde se puede acceder, el veterinario no sube al puerto a tratar a las vacas, “les pincho yo la medicación”. De hecho, con relación al ámbito sanitario, el ganadero señala que estuvo muy afectado por el mosquito, llegando a tener unas cien pérdidas en 2024. “Vacuné alguna, pero todas no”, destaca.

Haciendo un viaje al pasado, este ganadero comenzó con vacas de raza Casina y de leche, “no me fue bien con la producción láctea y abandoné. Aun así, mis hermanos siguen vinculados a la leche y al queso”, recalca. Según el cabraliego, sucede un problema y es que “a día de hoy, la mayoría de queserías compran la leche”. Además, explica que hay falta de leche y de queseros, “el Cabrales no es fácil”.

“Nunca me plantee dejar la ganadería porque me gusta y estoy contento”, señala Bada tras comentar que, en la actualidad, con los precios que hay, “esta profesión puede ser rentable”. Sin embargo, un elemento que perjudica al sector es el turismo, “en mi caso, influye negativamente”.

Respecto a la autodefensa, el cabraliego valora la opción de tener mastines para prevenir los ataques del lobo. “De hecho, una de las exigencias de la Administración para solicitar la ayuda por la pérdida de animales, consiste en tener algún tipo de protección”, apostilla. Aunque el ganadero tiene menos pérdidas cuando otros ganaderos suben al puerto, no ignora las dificultades que existen para el reconocimiento de los daños por parte de la Administración.

Para finalizar, el titular de esta ganadería comenta que la gente no se queda en el sector porque las condiciones no resultan atractivas, “antes se trabajaba más y ahora, cuidar a las vacas no les llama tanto la atención”. Al mismo tiempo, concluye que no quedan muchos ganaderos jóvenes en la zona y “los que siguen, no se dedican en exclusiva a ello. Aun así, mi idea es y siempre ha sido seguir con la profesión”.