La industria papelera en Europa es responsable de la generación anual de 11 millones de toneladas de licor negro, un subproducto con alto contenido en lignina que se emplea para la generación de energía en el proceso. El aprovechamiento del potencial de la lignina contenido en el licor negro permite obtener compuestos bioaromáticos de alto valor añadido que pueden ofrecer una alta capacidad antioxidante y propiedades de absorción de la radiación ultravioleta.
Con este objetivo comenzó a finales del año 2022 el Proyecto ZEBRA-LIFE, una iniciativa público-privada financiada a través del Programa Europeo LIFE que integran ocho organizaciones españolas de sectores muy diversos. Éstas son: los centros tecnológicos ASINCAR y CENER (coordinador del proyecto), la compañía biotecnológica Bioquochem, la multienergética Repsol, la startup de activos cosméticos Roka Furadada, la papelera Smurfit Kappa, el Centro Tecnológico Riojano y la consultora estratégica Inveniam.
El objetivo de este proyecto es desarrollar una novedosa tecnología para valorizar el licor negro de la industria papelera para su transformación en productos de alta capacidad antioxidante y absorción de la radiación ultravioleta que están siendo validados en distintas aplicaciones. De esta manera, además de desarrollar un producto renovable con uso directo en diversos sectores industriales se proporciona una alternativa al licor negro respecto a su actual proceso de valorización energética, contribuyendo así a un adecuado ciclo de vida basado en la economía circular.
Armando Menéndez, Project Manager en ASINCAR, ha indicado que los antioxidantes “son componentes necesarios y de alto valor añadido que se utilizan para preservar las propiedades y cualidades del producto final en distintos sectores industriales como la alimentación, la cosmética, la industria del caucho o en combustibles y carburantes, entre otros”.
El papel de ASINCAR en este proyecto consiste en evaluar la capacidad antioxidante de los compuestos obtenidos en el proyecto en diferentes productos alimentarios, como la hamburguesa de vacuno, el chorizo asturiano y productos de panadería (galleta con aceite de girasol).
Otros socios del consorcio están investigando su uso en la industria del caucho, donde podría mejorar la durabilidad de los productos, y en el sector cosmético, donde se explora su potencial como filtro solar ultravioleta. Además, un socio especializado en electroquímica está desarrollando un sensor para monitorizar la capacidad antioxidante del aditivo durante el proceso de producción y en los productos finales.
El proyecto ZEBRA-LIFE representa, en definitiva, un ejemplo de cómo la innovación y la colaboración entre diferentes sectores pueden contribuir a la economía circular. La transformación de un residuo en un producto de alto valor añadido ofrece una alternativa más sostenible en diversos sectores y reduce el impacto ambiental de la industria papelera.