Con respecto a la situación del sector este joven tinetense reconoce “no haber sido nunca muy optimista” y lo ve complicado. “Si viese el futuro claro estaría aquí trabajando con las vacas, a los jóvenes ganaderos se les están dando unas subvenciones de incorporación que al final son un caramelo bueno de coger, pero la realidad es otra. Necesitamos que nuestro producto tenga un valor justo, y las ganaderías deberían ser rentables sin estar condicionados siempre a las ayudas, que son lo que ahora mismo sustenta el sector” afirma convencido Fernando.