La definición de los ecoesquemas y su aplicación causa preocupación en los sindicatos agrarios asturianos: UCA, ASAJA y COAG. Aunque la futura PAC aún puede verse modificada en el ámbito europeo, tanto desde el Ministerio como desde la Consejería del Principado ven una oportunidad en el modelo aprobado. Los sindicatos hacen sus análisis con cierta incertidumbre y coinciden al afirmar que quedan unos meses de dura negociación a nivel estatal con las comunidades autónomas para el reparto.
A José Ramón García Alba, ‘Pachón’, secretario general de UCA más que la reducción del 10% que se pueda tener en las ayudas “me preocupan más las medidas medioambientales a cumplir, que con los ecoesquemas puede ser un 20% más de reducción lo que ahonda más en la pérdida de rentabilidad de las explotaciones”. Recuerda que cuando se crearon las ayudas de la PAC, “eran una compensación a la pérdida de renta agraria, ya entonces se entendía que iban a bajar los precios de la leche y de la carne. No deberían vincularse las ayudas a los famosos ecoesquemas”. Acusa el impacto que va a tener en Asturias la regulación de los purines, ya que “aquí de 400.000 parcelas, 260.000 están por encima del 10% de pendiente y el Ministerio ya ha dicho que por encima del 20% de desnivel no iban a permitir regar. Muchas fincas no podrán regarse por la restricción y se volverán a matorral, tanto hablar de la España vaciada y estas medidas contribuyen a la despoblación”. Incide en que en la región “llevamos 25 años invirtiendo en fosas de purín tapadas y aunque tengamos aguas sin contaminación, se nos paralizará el riego por escurrimiento. No hay lógica en esto”, concluye. Ve positivo la prórroga hasta el año 2027 para poder cumplir los objetivos de la nueva PAC pero “veo que no todos podremos en ese tiempo”.
“Estamos ante un cambio notable en la PAC”, así resume Ramón Artime, presidente de ASAJA Asturias la incertidumbre que vive el sector ante la nueva Política Agraria Común que “hasta ahora era de requisitos y será de objetivos en temas medioambientales y en Asturias se nos plantean exigencias difíciles de cumplir con los ecoesquemas, que podría suponer una caída del 20% de las ayudas, algo preocupante. Si ya se parte con un 10% menos de fondos para España y entran otros sectores al reparto, veremos cómo se consigue mantener la misma cantidad de pago”. Ve un periodo de dura negociación por delante y afirma que la parte productora “siempre luchó por una PAC más simplificada, donde una solicitud en el primer año de entrada en vigor fuese válida para todo el periodo, salvo necesidad de modificaciones”. Y es que Artime ve el problema en los tiempos y en las consecuencias de los cambios, no en los objetivos. “El sector agrario respondió en la pandemia a las necesidades de la sociedad, se presagia una demanda de alimentos importante en el futuro y con el cambio de modelo no sabemos si se va a cubrir necesidades”, afirma. Incide en que se continúa legislando desde los despachos y se desconoce la realidad de los sectores. “La limitación de fitosanitarios y fertilizantes es un reto importante y también una amenaza en función los tiempos marcados, las posibilidades del sector productivo se desconoce si se verán mermadas”, opina. También denuncia que se carga a la ganadería con los efectos invernadero, “es demasiada carga”.
Para Mercedes Cruzado, secretaria general de COAG Asturias “el Ministerio ve la futura PAC como un gran éxito y discrepamos, aunque las partidas más o menos se conservan, si tenemos en cuenta la inflación, la pérdida de poder adquisitivo para los ganaderos está clara”. Aunque un 60% vendrá en ayudas directas, un 20% se cobrará en función de cumplir los ecoesquemas, “nos dicen que es lo que se hace en Asturias con las pequeñas y medianas ganaderías en extensivo, llevamos siglos cuidando del medio, ojalá sea así y no salgamos mal parados en el reparto que hasta ahora tenía en cuenta la superficie. Si lo que llevamos haciendo toda la vida recibiese un apoyo especial, sería muy buena noticia. Pero desconocemos qué van a exigir los ecoesquemas”. Reconoce haber vivido varios procesos de negociaciones y decepciones. “Que haya un techo en las ayudas, aunque lejos de los que reclamábamos, es buena noticia, pero quedan muchas incertidumbres como la definición de ganadero genuino, que debería ser para la persona que dependa de la actividad y para la que las ayudas son imprescindibles”, incide. También critica que no se tenga muy en cuenta “la rentabilidad ni medidas de mercado, ya que en situaciones como la pandemia está en juego la soberanía alimentaria”.