Desde hace cinco años, Arbón, en Villayón, cuenta con una plantación más de Faba Asturiana con Indicación Geográfica Protegida y Verdina Marca de Garantía. José Manuel García, su responsable, nos explica cómo se decidió a apostar por este tipo de cultivo. “Anteriormente, tenía una explotación de vacuno de leche. Por circunstancias de la vida, cambiamos a la faba, que siempre cultivamos como algo familiar. Ahora tenemos cuatro hectáreas y media de cultivo”. En cuanto a cosecha, el productor apunta que “esperamos poder recolectar en forma y tiempo y estimo una producción similar a la del año pasado”. Para García, pertenecer a la IGP aporta ventajas diferenciales, sobre todo, en cuanto a comercialización. “Que alguien certifique que esta faba es asturiana, aporta un valor añadido que puede suponer casi un euro y medio más por kilo de producto”, explica.
Para el proceso de selección, el productor cuenta con la ayuda de Campoastur. “Al segundo año de empezar a cultivar faba, empezamos a colaborar con Campoastur. Estoy muy satisfecho y esperamos seguir mucho tiempo con ellos. Si no es por mediación de la cooperativa, no creo que pudiera tener esta producción”, señala. En cuanto al futuro del sector, García es optimista. “El futuro de la faba lo veo bueno, siempre que sigamos el buen camino marcado por el Consejo Regulador”. Aunque todavía existen retos que afrontar. “Necesitamos que la administración se termine de creer que la faba es un producto que puede hacer que la gente se interese por vivir en el campo”.