El arándano conquista Asturias

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Por Sabina Rubio

Desde que el auge del consumo de arándanos comenzó con la liberación de los mensajes de salud a finales de los años 90, el crecimiento de la industria y las oportunidades en el negocio han sido fundamentalmente impulsados por la oferta. Las propiedades antioxidantes, antiinflamatorias, cardiosaludables y de refuerzo para el sistema inmune han colocado a esta fruta entre los denominados ‘superalimentos’. En los últimos cinco años el interés hacia las berries en general y el arándano en particular ha experimentado un incremento muy relevante. Sin duda, la fresa es el buque insignia del sector de los frutos rojos. Sin embargo, las posibilidades del universo de las bayas son muchísimo más amplias de lo que parecen. Prueba de ello es la proliferación de plantaciones que han surgido en los últimos años para cubrir otros nichos de mercado, como la frambuesa o la mora. El Principado registra 106 productores de arándanos, pero muchos de ellos lo complementan con otras bayas.

Casi dos millones de metros cuadrados. En concreto, 181,19 hectáreas. Esa es la extensión que en la actualidad ocupan las plantaciones para la producción de arándanos en Asturias. La historia de este cultivo en nuestra región comenzó allá por 1964 cuando la Diputación Regional de Asturias, hoy el Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario, SERIDA, decidió asentar una parcela experimental en el núcleo rural de Borres, concejo de Tineo. Entre el 17 y 18 de marzo de hace 46 años, se poblaron de 860 plantas en nueve variedades diferentes -se añadieron dos más en 2014- 10.000 metros cuadrados. Hoy, dirigida por Fermín Fernández, la finca aún está en activo y abierta al consumidor directo. Y así, a finales de los 80 y principios de los 90 se empezaron a implantar las primeras explotaciones comerciales en los concejos de Villaviciosa y Pravia, y a partir del año 2005 se expandieron por todo nuestro territorio. En su mayoría, son fincas pequeñas, de entre una y tres hectáreas. Todas ellas sumaron una producción total estimada la pasada campaña de 724.000 kilos. Aunque casi alrededor del 80% de la producción se va fuera de la región, “desde hace unos años para acá, el consumo en Asturias se está extendiendo muchísimo. La gente ya conoce que es un producto de aquí y lo valoran”, explica Pablo Álvarez, que junto a su mujer Marta Serrano, dirige la finca El Malaín, en Villaviciosa, y añade que “arándano es rentable. Tiene un precio interesante, si no fuese así no se estaría poniendo cada vez más gente con arándanos”.

 

El interés por los blueberries en el mercado español y la posibilidad de importarlos a Europa Central y del Norte, donde existe la costumbre de consumirlos durante todo el año, ha llevado a que este cultivo se asiente en zonas de frutales tradicionales, como Andalucía -mayoritariamente Huelva-, y, al norte, en Galicia, Cantabria y Asturias, donde los gobiernos autonómicos han subvencionado la conversión a esta producción. De hecho, “cuando nosotros empezamos hace 25 años era lo que se estaba promocionando en Asturias”, apunta el agricultor maliayo.

El arándano asturiano está cobrando una importancia cada vez mayor en los mercados, aunque compite con los volúmenes de las producciones andaluzas. A nivel nacional, es uno de los frutos rojos cuyas cifras más están aumentando en el país. Huelva, por su parte, sigue siendo la provincia con mayor producción en España. Asimismo, es la mayor zona productora de Europa. En 2019, la superficie plantada en la provincia onubense aumentó un 7%, pasando de 2.858 hectáreas en la campaña 2017-2018 a 3.059 hectáreas en 2018-2019.

La demanda creciente de este producto obligó en los últimos años a una profesionalización del sector que es visible en toda la cadena, desde el cultivo a los centros logísticos de envasado. Una situación que ha permitido llegar con la fruta a otros mercados nacionales e internacionales, llevando el sello de calidad de ‘Alimentos del Paraíso’ a Francia, Alemania, Holanda, Suiza, Italia y el Reino Unido. El principal destino dentro de la Unión Europea continua siendo el país alemán, con un 42% de los envíos. Otros mercados con especial relevancia son: Reino Unido, con el 21%, y los Países Bajos, con el 12%.

Comercialización a pie de finca

El cultivo del arándano ha pasado en los últimos años de ser una actividad alternativa del campo asturiano a convertirse en una realidad empresarial para muchos productores de la región, que han visto en su producción una forma de diversificar la actividad agrícola, abriendo nuevos mercados y líneas de negocio destinados a obtener mayor rentabilidad a su negocio. De hecho, Asturias es la primera región productora del norte de España y la segunda del país, tras Andalucía.

Al pueblo de San Justo, municipio de Villaviciosa, Pablo Álvarez y Marta Serrano llegaron de León hace 25 años y encontraron el lugar idóneo para dar un cambio de sentido a sus vidas y otorgar un nuevo significado a la producción de la fruta en el Principado. Hablamos de otra manera de acercarse al campo, al mundo rural y disfrutar de los beneficios, por aquel entonces desconocidos, de los frutos rojos: “Se pensaban que era un producto exótico traído del extranjero y no algo que crecía en nuestros bosques”, destaca Álvarez.

El Malaín es una finca de tres hectáreas que reporta además de arándano, frambuesa, grosella roja y negra y mora. Ante el desconocimiento en su cultivo, decidieron abrir la finca al público, “para mostrar que se trataba de un producto autóctono y darlo a conocer”. Y así, “lo que empezó siendo una curiosidad, terminó siendo la actividad principal de la finca”.

Y es que, “comercializamos todo a pie de finca. Nosotros no exportamos ni vendemos fuera. Es un autoservicio para el consumidor que acude a la explotación”. Es decir, “el cliente se sirve de las propias plantas directamente”. Con 10.000 metros cuadrados dedicados en exclusivo al arándano, la temporada pasada obtuvo unos 7.000 kilos. El excedente lo transforman en mermeladas, zumos y helados de venta en la explotación.

Morán Berries CB, en Tellego

Hace 6 años un padre y sus dos hijos, José Luis y Rodrigo y Samuel Morán decidieron cultivar arándanos en ecológico enTellego, localidad de Ribera de Arriba. Cuentan con una extensión de dos hectáreas abrigadas por  6.400 plantas. En 2019 consiguieron recolectar 5.000 kilos: “empezamos a producir en 2017. Hasta el séptimo año no entra en pena producción”, explica José Luis, y afirma que “este año, que estimábamos llegar a los 8.000 kilos por la proyección de la finca, será imposible llegar ni a esa cantidad. Tuvimos un ataque de pájaros que nos mermó el 70% de la producción. Esto desmoraliza a cualquier agricultor. Uno empieza con mucha ilusión pero se encuentra con muchos inconvenientes ya no burocráticos sino de la propia naturaleza contra la que no puedes combatir”. Lejos de amedrentarse, la firma evoluciona con los tiempos, focalizaron en la comercialización la forma idónea para conseguir un precio justo, una cuantía real, de este fruto del bosque: “los intermediarios se llevan la mayor parte del beneficio”.

Morán Berries C.B., marca bajo la que se comercializan, vende el género directamente al consumidor por tres vías: on line, venta directa en la plantación envasado manualmente y también “el cliente puede venir y recogerlo él”. Se recomienda consultar disponibilidad. Consultando la página web (www.moranberries.com) puede encontrar más información.

Cuentan con siete variedades diferentes, cuyos ritmos de crecimiento permiten al productor disponer de cosecha desde junio hasta septiembre. “Cada variedad se comporta de una manera diferente en distintos puntos de la explotación. Es un arbusto muy caprichoso. Te produce incluso fuera de época”.

En el valle de Las Luiñas

Alejandra García-Braga y Ana Belén Pardo forman la comunidad de bienes Arándanos Valle de Las Luiñas, en el núcleo de San Cosme, Soto de Luiña (Cudillero). En enero de 2016, asentaron en el núcleo pixueto una hectárea de terreno con la variedad extra tardía CentralBlue. “Apostamos por hacer un monocultivo buscando la ventana de venta. Uno de los problemas que existen en Asturias es el exceso de producto en determinados meses entre junio y septiembre. De la que empezamos CentralBlue no había, y nos decidimos para así poner nuestro arándano en el mercado de mediados de septiembre hasta finales de octubre”, cuentan las agricultoras. Aun conociendo la problemática con la climatología, “sabíamos que podría no madurar”, arriesgaron: “nuestra experiencia realmente es la del año pasado, que recogimos nuestra primera cosecha, unos 1.000 kilos. Pero nos quedó sin madurar sobre un 20% de la explotación”, que no les hizo más que proponerse mejorar. Están cubriendo la finca con invernadero, que además les ayudará en una mejor gestión en la recolección: “al poder recoger los días de lluvia y por la mañana a pesar del rocío, nos podremos programar y no necesitaremos mucha mano de obra externa”.

Están en proceso de transición a ecológico, y la comercialización de la fruta la hacen dependiendo de mayoristas. “Nuestra debilidad es la comercialización. Juegas con los precios. Elegimos octubre porque a nivel mundial es cuando menos arándano hay”.