Texto: Sabina Rubio
Estamos ante una prueba más de que ningún sector económico tiene garantías de quedar a salvo ante la crisis del coronavirus. Al de la pesca le toca tanto a babor como a estribor: por un lado, la imposibilidad de garantizar las medidas necesarias para evitar la propagación de la Covid-19 en los buques -hasta el momento, no consta ningún caso positivo por coronavirus en los cerca de 1.600 tripulantes de los 270 barcos que conforman la flota pesquera asturiana- y por otro, la caída de los precios de algunos pescados en las lonjas a causa del cierre forzado de la hostelería. Aun así, resisten y luchan.
La pesca, al igual que la agricultura y la ganadería no paran. La ciudadanía tiene que comer. El riesgo es su medio de vida: las mujeres y hombres de la pesca ya estaban curtidos en heroísmo antes de la Covid-19, sufriendo continuos azutes en sus cuotas y clamando por unas condiciones dignas en la pesquería en administraciones e instituciones a nivel europeo. Por ello, son conocedores que la pandemia va a ser una prueba dura.“Yo me siento muy orgulloso de los compañeros porque en momentos como este, de tanta incertidumbre, no cesan en la lucha”, destaca el presidente de la Federación de Cofradías de Pescadores de Asturias, Adolfo García.
Como la pescadilla que se muerde la cola, la falta de competencia de los clausurados restaurantes y hoteles deja todo en las manos de pocos y poderosos compradores. O aceptas el precio o tiras al mar el pescado. No será el primer día en esta crisis sanitaria que tiene boquiabierto al sector. “Hay menos venta y los precios no son nada estables. Es un poco montaña rusa: de lo que hay poco vale mucho y de lo que a veces hay más de la cuenta no vale nada”, explica Enrique Robledo, titular de Robledo Pescados y Mariscos S.L, con sede en la rula de Avilés y encargado de abastecer a mayoristas de mercados centrales, como Mercamadrid o Mercabilbao. “La restauración lleva parada desde el 14 o 15 de marzo y eso se nota muchísimo en las ventas de especies como el besugo, rape, lubina, virrey o lenguado, lo que baja mucho el coste”.
Pablo Riesgo, pescador del Bajo Nalón, continúa con la faena intensamente. Reconoce que la xarda -caballa- se ruló casi a la mitad de su valor habitual dado que el inicio de la campaña casi coincidió con el decreto del estado de alarma por el Gobierno para contener la propagación del virus y el consecutivo cierre de las fronteras costeras -lo que imposibilitó transacciones en Europa-. Sin embargo, “ahora estoy al pulpo y el precio se mantiene más o menos igual: el pequeño a 8 euros, el mediano a 9 y el grande a 11 o 12. Si estuviera a mitad de precio dejaría de ir”, concreta.
Medidas de apoyo
La Unión Europea ha aprobado una modificación del reglamento del Fondo Europeo Marítimo y de Pesca -FEMP- que permitirá una “mejor y más rápida” utilización de sus recursos con el objetivo de hacer frente a las consecuencias socioeconómicas a causa de las restricciones del estado de alarma. Se utilizará parte de los más de 1.000 millones de euros del FEMP para que se pueda subsidiar un paro como el que está sufriendo parte de la flota española. De esa partida ya salen las ayudas que reciben los marineros cuando se ven obligados a paralizar algún tipo de pesquería a causa de vedas ecológicas. “De momento, desconocemos un poco cómo van a ser; para la flota lo primero es saber en qué condiciones se van a dar, cuándo y cómo. Esta semana tendría que salir el Real Decreto -última semana de abril- que contemple los requisitos a los que se tendrán que acoger las embarcaciones y mariscadores”, reclama el presidente de la Federación de Cofradías de Pescadores de Asturias, y añade que “estamos consternados porque para las cofradías no reflejan ningún tipo de ayuda. Europa sigue sin saber cuál es nuestra función: nosotros somos quienes gestionamos, quienes vendemos y además quienes trabajamos y tenemos un contacto directo con la Administración. Tenemos que enviar datos, por ejemplo de ventas, continuamente”, una labor que se incrementó a causa de la crisis sanitaria. García avanza que este hecho desembocará “en el cierre de muchas de ellas. Si la flota para y continúa la situación igual no va a quedar otra. Se mantienen los gastos pero no hay apenas ingresos”.
Desde el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación apuntaron que se han conseguido incorporar las medidas propuestas por España, como la inclusión de los mariscadores, pescadores de a pie, como posibles beneficiarios de las ayudas por el cese temporal de actividad. Asimismo, en estas subvenciones se podrán amparar tanto la flota como los tripulantes y los productores acuícolas. El ministro, Luis Planas, subrayó que estos cambios en el FEMP “son clave para el mantenimiento del sector pesquero y acuícola, una actividad económica fundamental de la que dependen muchas familias de los pueblos costeros”.