El sector de la sidra está siendo uno de los grandes afectados con la situación de alarma por Coronavirus. El cierre de la hostelería les afecta de forma muy directa, supone el 90% de la venta de sidra de los llagares, aunque alguno deriva una parte de su producción al canal alimentación, es un porcentaje pequeño. “La paralización es casi completa de momento, los llagares estamos a la expectativa, sin acometer medidas drásticas con el empleo, haciendo labores pendientes de mantenimiento, trasiegos… y aguantando a ver lo que se prolonga la crisis, no tenemos prácticamente ingresos”, explica Tino Cortina, presidente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegida Sidra de Asturias.
Dos cuestiones son las que preocupan al sector tras la recuperación, “la situación económica de nuestros clientes al recuperar la actividad normal, porque se paralizarán cobros previstos ya que lo van a pasar mal y la forma en la que se modifique el hábito de consumo, esperemos que se vuelva a la normalidad”, afirma Cortina. Hay mucha incertidumbre. A esto hay que añadir que la venta de sidra va muy ligada al buen tiempo y que el repunte de consumo empieza en Semana Santa, festividad que no se celebrará y el bajón de ventas será grande. Como punto esperanzador, el 2020 es año de menos producción por la vecería, con lo que se espera que no haya problema en la comercialización de la manzana.
El golpe es muy duro, las ventas son cíclicas, las ventas de sidra van un poco en función de buen tiempo, el repunte empieza en Semana Santa y no va a existir, esperemos que en verano esto ya se normalice. El bajón de ventas será muy grande, de lo malo para los cosecheros es que la campaña 2020 será de poca producción por la vecería y no habrá problema para la comercialización de manzana.
Hablando del campo, no es una situación muy preocupante en ese sentido, se mayará menos y tendremos menos necesidad de manzana, no habrá problema a meses vista.