El grupo de genética vegetal del Serida participa en el proyecto europeo Increase sobre la conservación de la agrobiodiversidad de las leguminosas. El objetivo de esta iniciativa es mejorar el uso sostenible de los recursos genéticos, es decir, las variedades autóctonas de leguminosas que han ido desarrollando los agricultores locales en los países que participan en el proyecto.
La investigación se centrará en establecer una caracterización detallada de las colecciones de semillas existentes, desarrollar métodos eficientes de conservación que eviten la erosión genética y la gestión eficiente de la información basada en la inteligencia artificial. Las leguminosas como las fabas, uno de los productos estrella de la gastronomía asturiana, representan una fuente de proteína vegetal esencial para los futuros cambios relacionados con la agricultura y la alimentación.
En el proyecto participan 28 instituciones científicas de ocho países europeos, Canadá, Argentina, Estados Unidos y Rusia; los centros de investigación internacional ICARDA (Líbano) e ICRISAT (India); y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
El Serida aporta a este proyecto su experiencia en la conservación y gestión de colecciones de semillas leguminosas y realizará las tareas relacionadas con la caracterización y el manejo de la información, que permitirán añadir valor a las colecciones europeas. Además, compartirá su material genético con el resto de socios.
En este trabajo, contará con la colaboración de las entidades del sector Indicación Geográfica Protegida (IGP) Faba Asturiana, el Consejo de la Producción Agraria Ecológica del Principado de Asturias (COPAE) y La Cooperativa.
Además de este proyecto, el grupo de genética vegetal del Serida tiene otro en marcha, el Bresov, también financiado por la Unión Europea y que está orientado a la mejora de la producción agroecológica de judía, tomate y brócoli.
Los recursos genéticos de las especies cultivadas juegan un papel crucial para el desarrollo y mantenimiento de una agricultura sostenible en Europa y resultan claves para la adaptación de las plantas a los efectos del cambio climático y para sentar las bases de una alimentación saludable.