El congreso “La arquitectura verde de la PAC post 2020. Profundizando en eco-esquemas”, organizado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, se ha clausurado en Zafra (Badajoz), con la participación de más de 170 participantes de 16 Estados miembros.
Inaugurado el pasado 29 de mayo, el congreso ha contado con representantes de la Comisión Europea, de las Presidencias rumana y finlandesa, así como de centros de investigación y tecnología de España, Portugal y Francia, además de organizaciones de agricultores, ecologistas y sociedad civil. En el Congreso se ha debatido sobre los retos medioambientales a los que se enfrenta la agroganadería europea y se ha profundizado en la realidad ambiental de los países meridionales. Se ha abordado el papel de los eco-esquemas, un nuevo instrumento que permitirá incentivar prácticas agrícolas y ganaderas con mayor impacto beneficioso para el clima y el medio ambiente.
También se han expuesto experiencias desarrolladas para mejorar la adaptación de la agricultura a los cambios medioambientales, la mejora del uso de recursos o la potenciación de la biodiversidad en las explotaciones. Entre las conclusiones, como resultado de los debates, los participantes han coincidido en señalar que la propuesta de la futura Política Agrícola Común (PAC) refuerza sus aspectos medioambientales y climáticos, contemplados en la denominada “arquitectura verde”. Esta circunstancia genera oportunidades para el sector agroganadero, además de ofrecer respuesta a las expectativas de los consumidores y ciudadanos europeos.
El nuevo modelo de gobernanza que se propone en la reforma, orientado a resultados, permitirá un analizar mejor las necesidades y promoverá la programación de intervenciones beneficiosas para el medio ambiente. El nuevo modelo debe permitir atender las especificidades de las diferentes agriculturas que conforman el mapa europeo y, al mismo tiempo, garantizar que se preserva el carácter común de la PAC. Además, es necesario asegurar el equilibrio y la coherencia entre todas las intervenciones medioambientales en los futuros planes estratégicos de la nueva PAC.
Se ha puesto de manifiesto la relevancia de los eco-esquemas como instrumento incentivador para que los productores avancen hacia un sistema agrario más sostenible, más competitivo y capaz de responder a las demandas de los ciudadanos.
Los eco-esquemas deben remunerar las prácticas que vayan más allá de los requisitos mínimos medioambientales de la Unión Europea y deben ser flexibles para que den cabida a las diferentes realidades productivas comunitarias, sin generar una excesiva carga administrativa. Una flexibilidad que es imprescindible para recoger la realidad de las
regiones particularmente afectadas por los efectos del cambio climático como las del sur de Europa.