Un año más, Caja Rural de Asturias reconoce la labor del Paisano y la Paisana del Año, con motivo de la Feria de La Ascensión. Trabajadores incansables, y toda una vida dedicada al mundo rural, como memoria viva de nuestros pueblos. Y junto a ellos -los casi centenarios Rogelio y Marcelina- Caja Rural también premia a los profesionales y artesanos de la región, imprescindibles en el día a día de nuestro campo, la agricultura y la ganadería”
Paisana del Año
Marcelina González Menéndez (97 años) nació en Villar de Vildas (Somiedo), en Casa Juanito, siendo la mayor de nueve hermanos. En su pueblo había escuela, pero acudió poco, pues tenía que ayudar a su padre en las faenas del campo, a su madre en casa, y cuidar de sus hermanos pequeños y sus tíos. Subía a las “brañas” calzada con madreñas de clavos, para ordeñar a las pocas vacas de la familia. En el pueblo había baile todas las semanas, animado “por el gaitero Justo” y fue allí donde su vecino Benito “pensó, ésta pa mí, aunque me llevaba 19 años, me eligió; y aunque en principio quizás no fuese mi preferido, no me salió mal”. Tras la boda, viajó a su nuevo hogar a caballo, la misma casa donde sigue viviendo. Durante toda su vida atendió el ganado de carne, labró la tierra, trabajó la huerta, crió gochos, cortó escanda y amontonó el pasto. Solo tuvo dos hijas, Carmen (con quien vive) e Irene, y no quiso más, porque había crecido en una familia numerosa criando a sus hermanos, y sabía lo duro que era. Se levantaba al alba, arreglar la casa, echar las nenas a la escuela, y luego “pa la braña de donde bajaba cuando el sol pasaba por Peña Vicharín” (con “ch” vaqueira). Bajaba poco a Cangas (primero a caballo, después en el primer coche del pueblo) y aún hoy visita poco la villa. En el hospital, ni siquiera tenían una ficha de Marcelina, hasta que tuvo que ser ingresada hace unos años por un pequeño susto. Las pastillas que le dieron, las acabó tirando a las gallinas, porque no quiere saber nada de medicamentos. Aunque también se cuida. Últimamente ha cambiado el vino por mosto.
Paisano del Año
Rogelio Balbín Pérez (92 años) no celebra su cumpleaños el día que marca su DNI. Como era habitual, su familia tardó varios días en inscribirle en el Registro porque, posiblemente, había faena en casa, y las oficinas quedaban lejos. Por eso sopla velas el 3 de septiembre, y no el 10 de octubre. 92 velas el año pasado. Y va camino de los 93. Nació en la pequeña aldea de Berones, en un humilde hogar en el que vivió casi toda su vida, hasta que hace apenas un año se mudó junto a su hija Lidia y su yerno Luis. No fue un gran cambio. Sigue haciendo su vida a tan solo 50 metros de donde vio la luz. Tenía cinco hermanos (tres chicos y dos chicas), y todos iban a la escuela de Santa Ana de la Maza donde le iba “bastante bien hasta que a los 14 años vino el maestro a hablar con el ‘mío’ padre para que hiciese la carrera de maestro, lo que mi padre no vio con buen agrado”. Entonces, se ganaba más trabajando el campo que enseñando letras y números, y había que ayudar en casa. Desde niño cuidaba las “oveyas y los corderos” y más adelante “atendía las vacas de casa y ‘furacaba’ las madreñas”. Berones era pueblo de madreñeros (había 8 ó 10) y su padre era uno de ellos, así que le enseñó el oficio. “Por la noche, después de atender el ganado y las otras obligaciones, ‘azuelábamos’ las madreñas” que vendían en el mercado de Nava, a dónde bajaban en burro. Tenían unas pocas vacas y huerta, donde plantaban cebollín, o patatas, que su mujer, Ludivina, vendía en el mercado junto a los huevos de sus gallinas. También bajaba a Infiesto a tratar el ganado y de vuelta paraba “en todas las capillas” (bares) a tomar un vinín. “Era la diversión de la época”. Ha tenido varios ‘accidentes’ en su vida. El más grave, un ictus hace un par de años. Mantiene los problemas a raya con unas pocas pastillas, el amor de sus tres nietos y dos bisnietos, buenas boroñas, y algún vaso de su propio anís de guindas.
Otros galardones
Francisco Menéndez de Pola de Somiedo recibe en esta edición el premio a Veterinario Jubilado. Hijo de ganadero y comerciante. Su vocación a la ganadería y a la veterinaria se la inculcaron sus padres, licenciándose en la Facultad de Veterinaria de León en 1978. Un año después, se instaló como veterinario libre en los Valles del Trubia. Dirigió el Matadero de Pravia, y ejerció como veterinario de Salud Pública en Grado y Oviedo.
Ingeniero Agrónomo por la Escuela Técnica Superior de la Universidad Politécnica de Madrid, en la promoción (1976), el ovetense Félix Sánchez recibe el galardón de Ingeniero Agrónomo de Caja Rural de Asturias. Inició su carrera profesional como profesor en la Cátedra de Zootecnia en la Escuela de Ingenieros Agrónomos donde realizó sus estudios. Trabajó en varias empresas hasta que abrió la suya en 1995. Fundador del Colegio Oficial de Ingenieros Agrónomos de Asturias en el año 1991, fue Decano del mismo en las elecciones celebradas en diciembre del 91 y enero del 97.
Vicente Porras (Ciudad Real) recibe el galardón de Ingeniero Técnico Agrícola de Caja Rural de Asturias. Cursó sus estudios en la Escuela ITA de Ciudad Real y en la Escuela de Ingenieros Técnicos Agrícolas de Madrid, de la Universidad Politécnica de Madrid, 1973-76. En 1982 se trasladó a Gijón, donde ejerce.
El Premio a la Horticultura es esta edición para A Fabas ‘La Estela’, propiedad de Sergio Suárez, de Casa Palacio, en Coaña. Cultiva 25 hectáreas de Faba Asturiana y 20 de Verdina y es, desde hace al menos 10 años, el mayor productor de Asturias de ambas legumbres. Y el Premio a la Investigación es para el doctor Abelardo Margolles, de Villaviciosa, que desarrolla su trabajo en el Instituto de Productos Lácteos de Asturias, IPLA.
Con respecto a los premios de los ganaderos, José Antonio López, de la Ganadería Gaferio en Villadún (Barres – Castropol) se lleva el galardón de raza Frisona, mientras Tomás Fernández de Cortes (Quirós) se lleva el de Asturiana de los Valles y Luis Onís Pérez de Cantudova (Piloña) el de raza Asturiana de la Montaña.
En cuanto al Premio a la Defensa y Difusión del Folclore es en esta edición para la cantante de tonada Anabel Santiago. El Premio a la Quesería Destacada se lo lleva la Quesería Ovín, de Nava. Y el premio a la Artesanía es para el madreñero Raúl Martínez, de Pambley, en Cangas del Narcea.