En Europa, la agricultura familiar está lejos de ser una actividad económica de subsistencia. Al contrario, el modelo familiar es el que más apuesta por la innovación y el que permite
disponer de un sector primario flexible y competitivo. Sin embargo, la sociedad europea tiene, en ocasiones, una imagen distorsionada de lo que es “agricultura familiar”. De esto se está hablando estos días en Roma en lanzamiento mundial del Decenio de la Agricultura Familiar (2019-2018). El modelo familiar es diverso según la zona del mundo en la que nos
fijemos, han explicado desde UPA, organización que participa en el evento. En el caso de España y de Europa, la agricultura y ganadería familiares son sistemas productivos modernos, competitivos y sostenibles, que aseguran una producción de alimentos variada y de calidad, cuidando del medio ambiente y de la biodiversidad. “Lo único que nos falta son precios justos que nos permitan seguir haciendo nuestro trabajo”, lamentan.
Si preguntamos a la opinión pública europea, mayoritariamente urbana, sobre lo que es agricultura familiar, nos responderán que es una actividad de subsistencia, envejecida y con poco futuro. En UPA son rotundos: “No es así”. En la agricultura española sobran los ejemplos de que el modelo familiar puede ser competitivo a la par que sostenible. La mayor asignatura pendiente, a su juicio, es una remuneración justa de los alimentos en origen. “Para ello hacen falta leyes firmes que impidan los abusos de otros eslabones en la cadena agroalimentaria”. “No consentiremos”, han declarado, que procesos en los que está inmerso el sector primario europeo, como la transformación digital, el relevo generacional o la lucha contra el cambio climático acabe con la agricultura familiar. “Quienes quieran imponer otros modelos nos tendrán enfrente”, han concluido.