José Antonio García Méndez, vicepresidente del Consejo de Administración de Maderas García Hermanos SL
Maderas García Hermanos SL de Cadavedo (Valdés) es la empresa que recibirá el próximo enero el Premio a la empresa del sector madera-forestal por haber realizado un esfuerzo en el proceso de transformación digital de la primera edición de los Premios Industria 4.0 promovidos por CTIC y Caja Rural de Asturias. La iniciativa nació con el deseo de reconocer el esfuerzo de las empresas asturianas que trabajan cada día para que su transformación digital sea una realidad. Para conocer de cerca los motivos del galardón, nada mejor que conocer la empresa de cerca, sus inicios, evolución y proyectos de futuro. Actualmente su Consejo de Administración está formado por cuatro socios: Luis Enrique García García (presidente), José Antonio García Méndez (vicepresidente), Alejandro García García (secretario) y César García García (vocal).
-¿Cómo ha sido la evolución de Maderas García Hermanos SL?
-Se trata de una empresa familiar formada actualmente por cuatro socios, mis tres primos y yo. Nuestro abuelo, Avelino García Fernández, en el año 1956 dio los primeros pasos de la empresa de aserrado de madera para compaginarlo con un molino de maíz, en épocas de poca actividad. El negocio de la madera fue adquiriendo peso y con la incorporación de la segunda generación, mis tíos y mi padre, en los años 70 se realizó una importante inversión en una línea de aserrado para hacer trabajos de venta de madera en verde para encofrado y construcción, además de diversificar en el secado de madera al natural a la intemperie. En ese momento la empresa se consolidó. En el año 96 hubo una cohabitación entre la segunda y tercera generación, momento en el que se hizo una mejora tecnológica en el aserradero y en el 96 ya la tercera generación se puso al frente del negocio. En el año 2000 se dio el paso al secadero artificial y a partir de ahí la empresa adquirió más ritmo y se hicieron más inversiones para mejorar la producción en el aserrado y se pasó a trabajar en segunda transformación, venta del producto terminado, que es a lo que ahora nos dedicamos.
-¿Cómo compran la madera?
-Tratamos directamente con el propietario, compramos la madera en pie en el monte, contamos con empresas intermediarias para el trabajo de derribo y traer el tronco al aserradero en los largos adecuados. Tenemos un proyecto para hacer en un futuro una parte nosotros de ese trabajo, el aserradero está creciendo y un solo camino no es suficiente para suministrarnos. Con la crisis ha habido un porcentaje altísimo de empresas del sector que han cerrado tanto en Asturias como en Galicia y ahora hay más demanda de madera de la que podemos ofrecer todos los aserraderos. El sector ahora mismo es muy dependiente de la construcción, nos dedicamos a un subsector que es la reforma de la vivienda, estamos buscando mercados alternativos y alejados de Asturias. Trabajamos en la mitad norte de España.
-¿Hay suficiente madera para el suministro en Asturias?
-En Asturias hay madera suficiente, aunque también vienen a proveerse de Galicia y Cantabria. Es un tema que preocupa, porque hay que mantener un criterio de sostenibilidad, extralimitarse en lo que puede dar Asturias en madera de pino se podría lamentar dentro de unas fechas. A mayores hay otros problemas, enfermedades que afectan al pino, como la banda roja, está secando madera en pie y es preocupante. El cambio climático da inviernos livianos y no se cierra el círculo de frío y calor, el frío en invierno cortaba la progresión del hongo. Si juntamos la enfermedad con el incremento de demanda de la madera del monte, hay graves riesgos del equilibrio de sostenibilidad siempre necesario. El monte siempre fue un recurso para la zona rural, se extraía el rozo para las camas de las vacas, las piñas para calentarse en casa, las ramas, las claras que se hacían en el monte, y el monte era un vergel. Es necesario clarear, hacer podas y actualmente no hay un cuidado adecuado lo que empeora la calidad de la madera, el viento rompe las fibras de las ramas y se da cobijo a las enfermedades.
-¿Cuáles son sus productos estrella?
-El rastrel y la tarima. El rastrel es un barrote cepillado y preparado para la construcción de los tejados. Las nuevas normativas de construcción promocionan la madera en el tejado, es más sostenible, más barata en construcción y aclimata mejor la vivienda. Y las tarimas es madera cepillada que encaja para hacer paneles. Hay gran demanda
-Han sido premiados como empresa 4.0, ¿a qué se debe?
-Se otorga a aquellas empresas que están realizando innovaciones tecnológicas en la mejora de los procesos productivos y la gestión de los mismos. Toda la información del aserradero está informatizada, en la nube, de modo que todos nuestros empleados la reciben no solo en papel, sino a través de una aplicación al teléfono móvil. Nuestros empleados ya no tocan la madera con la mano, contamos con un proceso automatizado mecanizado, con sus aplicaciones tecnológicas, con internet y puedes organizar un trabajo más productivo, más cómodo y más seguro para llevarlo a cabo. El primer secadero que pusimos en el año 2000 ha sido cinco años el más rápido de Europa y el tercero del mundo. Implantaremos tecnología también a nivel de aserrado, con equipos que miden la pieza para decirle al operario cómo tiene que colocarla para que la máquina ya se encargue de ella.
-¿Qué número de empleados tiene la empresa?
-Somos 25 empleados y en los próximos años estimamos ofrecer ocho nuevos puestos de trabajo más. Cada nueva adaptación tecnológica necesita de alguien que la controle.
-¿Cómo ven el futuro?
-Tenemos un plan de futuro madurado, y en el 2020 queremos duplicar la producción gracias a una mejora tecnológica muy importante y novedosa. Producimos 20.000 metros cúbicos de madera al año y el objetivo es dar un salto mínimo hasta los 40.000. Esta línea a parte de aumentar los puestos de trabajo va a hacer crecer la parte de segunda transformación de madera, de producto terminado.
-¿Pasa el futuro por el aprovechamiento de la biomasa?
-Sí, hemos sido socios de Pellets Asturias desde el año de su fundación hasta 2016 que nos centramos en el aserradero. Nosotros a continuación de talar un monte, ya promovemos al propietario su plantación. La biomasa ofrece posibilidades. Generaciones anteriores aprovechaban monte para sus necesidades, esa poda o entresaca que tiene que realizar una empresa silvícola, pone en valor esa materia prima para una empresa de biomasa que puede generar calor, energía en definitiva. De manera sencilla se puede generar electricidad en el entorno rural, con el aprovechamiento de la biomasa se pueden crear pequeñas centrales térmicas, valorizando al propietario para incentivarlo a que se haga esa poda porque el residuo forestal tendrá valor. Estará cerca de los que transformamos la madera porque es un añadido muy lógico de llevar a cabo, pero la normativa dice que está penalizado la autogeneración eléctrica. La empresa silvícola debería tomar más protagonismo, no tiene nada que ver en calidad un monte tratado silvícolamente, tiene más valor la compra de esa madera por ser de más calidad. Y el residuo forestal también tendrá su valor. Si se desbloquea la penalización, habrá un cambio importantísimo en ese sentido.