Esta inversión evitará que se envíen al vertedero residuos domésticos y comerciales directamente —sin tratamiento previo—, un mecanismo que prescribe la legislación europea vigente. Permitirá también avanzar en el cumplimiento de los objetivos de reciclaje fijados por la directiva europea de residuos y la Ley 22/2011, de Residuos y Suelos Contaminados, así como por el Plan Estratégico de Residuos del Principado (Perpa) 2017-2024. Estas normas establecen que la cantidad de basura doméstica y comercial destinada a la preparación para la reutilización y el reciclado de las fracciones de papel, metales, vidrio, plástico, biorresiduos u otras, deberá alcanzar, en conjunto y como mínimo, el 50% en peso.
La valorización material (reciclaje) de la fracción resto de los residuos urbanos e industriales no peligrosos se logrará mediante la combinación de una planta de clasificación y otra de fabricación de combustible sólido recuperado (CSR).
La planta de clasificación tendrá capacidad para tratar anualmente 300.000 toneladas de residuos con una humedad media próxima al 40%, que actualmente va directamente al vertedero central de Asturias. Allí se rescatarán de la basura mezclada unas 22.500 toneladas de materiales reciclables como plásticos, metales, maderas, papel, cartón y vidrio cada año. Además, se recuperarán restos orgánicos que se trasladarán a una nave de maduración para transformarlos en bioestabilizado, un material no acorde a las especificaciones de calidad del Real Decreto 506/2013 sobre productos fertilizantes, pero que puede usarse de base para la fabricación de un compost o mejorador del suelo. Se establece un límite de producción de 39.000 toneladas al año.
Método de separación
En los pliegos de contratación de la nueva planta, Cogersa deja abierta al criterio de la adjudicataria la definición del método de separación de la fracción orgánica, que se podrá hacer mediante tratamiento mecánico-biológico o biológico-mecánico, autoclave o similar. La empresa que gane el contrato deberá diseñar y construir una instalación en la que la parte no aprovechable enviada a vertedero (rechazo) sea inferior al 30%; el bioestabilizado, igual o inferior al 13%, y el aprovechamiento medio de materiales, igual o superior al 7,5% del total procesado.
Por otra parte, en la planta de CSR se introducirán los rechazos —materiales no recuperados— de la planta de clasificación de la basura bruta (unas 90.000 toneladas anuales como mínimo), los residuos industriales no peligrosos mezclados que ahora van al vertedero (unas 50.000 toneladas anuales) y otras 25.000 toneladas de voluminosos (muebles, maderas, etc.).
Estas fracciones se irán depurando (se retiran los áridos o los metales) y triturando a lo largo del proceso hasta obtener un combustible que es una mezcla, tipo granza, en la que predominan los plásticos, el papel y las pequeñas maderas, y que cuenta con un bajo nivel de humedad para asegurar un poder calorífico medio-alto.
Cogersa podrá llegar a fabricar 133.400 toneladas de combustible de residuos cuyo destino, según el Perpa, sería preferentemente la valorización química para la fabricación de compuestos orgánicos de uso industrial (fundamentalmente alcoholes) y/o combustibles líquidos de segunda generación; o bien, en su defecto, la valorización energética en instalaciones de generación eléctrica (plantas térmicas) o incineradoras de residuos de otras comunidades autónomas.