Por Ángel Menéndez González
Ingeniero Técnico Agrícola del Departamento de Producción Vegetal de Campoastur
Actualmente, casi nadie pone en duda que la producción de forrajes en la propia explotación es una de las claves para aumentar la rentabilidad de las ganaderías asturianas. Las praderas, incluyendo los prados naturales, son el cultivo forrajero típico de Asturias, ocupando más de 300.000 hectáreas. Se puede afirmar que el lema turístico “Asturias, Paraíso Natural” se justifica gracias al color verde de sus praderas, que debieran cuidarse tanto por su importancia agro-ganadera como por su capacidad para formar paisaje.
En Asturias hay dos tipos de praderas mayoritarias:
1.- Praderas sembradas de raigrás italiano anual en rotación con maíz
Este cultivo es propio de ganaderías de vacuno de leche, con alta carga ganadera y una superficie forrajera intensificada. Se da en zonas de costa y media montaña, en fincas llanas o de pendiente moderada, fácilmente mecanizables y, por lo general, cercanas a la explotación. Debido a su intensificación son parcelas bien cuidadas, con aportes abundantes de purín y encalados frecuentes.
2.- Praderas naturales
Este tipo de pradera constituye la base de la producción forrajera en las ganaderías de vacuno de carne en semiextensivo. Son fincas de media y alta montaña, muchas veces alejadas del establo. Suelen ser terrenos poco fértiles, mal encalados y con abonados muy deficientes. La producción consiste en un corte para hacer silo o heno en bolas y el resto del año se realiza pastoreo. Si la pendiente es más pronunciada, únicamente se aprovecha mediante pastoreo.
Dejando a un lado el encalado, que por su importancia merece un artículo a parte, la labor determinante para conseguir una producción óptima de las praderas es el abonado.
TIPOS DE ABONADO
1.- Abonado orgánico
Aunque el purín suele ser catalogado como un residuo, sólo puede considerarse como tal en ganaderías intensivas sin suelo. En las ganaderías con superficie agraria suficiente no es un residuo. Se trata de un subproducto cuya utilización como abono orgánico supone un ahorro importante, ya que los nutrientes de 10 m3 de purín de vacuno tienen un valor aproximado de 65 euros.
En las praderas sembradas, la aplicación de purín se hace antes de la siembra, una vez cosechado el maíz, haciendo una labor para enterrarlo. Las dosis varían mucho en función del número de animales en la ganadería y la superficie disponible, pero suelen ser aportes abundantes, entre 40 y 60 m3/ha. En las praderas naturales el aporte de purín es escaso, con dosis de 10-30 m3/ha. Al no hacer renovación del cultivo se aplica en cobertera.
2.- Abonado mineral de fondo
El abonado de fondo es el que se realiza poco antes o en el momento de la siembra. En cultivos perennes, como es el caso de las praderas naturales, se efectúa antes de iniciarse el ciclo vegetativo anual. En las praderas sembradas no suele hacerse abonado de fondo porque ya se está aportando una cantidad importante de purín antes de sembrar.
En pradera natural este abonado se realiza tras la invernada, variando la época desde febrero hasta finales de marzo en función de la altitud. Normalmente se utilizan abonos NPK, aportando todos los nutrientes en una única aplicación. Los aportes que se hacen son: 40-50 kg/ha de N, 80-100 kg/ha de P2O5 y 50-60 kg/ha de K2O. Estas cantidades se consiguen con 400-500 kg/ha de Bisannia PradoAstur 10-18-12, que además aporta Ca, Mg y S.
3.- Abonado mineral de cobertera
Se habla de abonado de cobertera cuando la distribución se realiza durante el desarrollo del cultivo.
En praderas sembradas, a la salida del invierno se hace un corte de limpieza para favorecer el rebrote y a continuación se realiza el abonado de cobertera buscando maximizar la producción con 60-80 kg de N/ha. Para este abonado pueden utilizarse:
-Abonos NPK altos en N, como Bisannia 22-8-6, a 300-350 kg/ha.
-Abonos nitrogenados puros en fincas con niveles altos de fósforo y potasio. Se recomienda una dosis de 200 kg/ha de Nitramid por su aporte de CaO soluble, que favorece el ahijado del raigrás y la resistencia a enfermedades.
-Queda totalmente desaconsejado el uso de 15-15-15 porque se tendrían que emplear dosis de 500 kg/ha para aportar el nitrógeno necesario y se estaría aplicando mucho fósforo y potasio en parcelas que generalmente son ricas en estos nutrientes por el uso repetido de purín.
En el caso de las praderas naturales no suele hacerse abonado de cobertera aunque puede resultar muy interesante un aporte de 40 kg de N/ha un mes después de iniciado el pastoreo, sobre todo si se va a hacer un corte para ensilado.