Kiwis La Isla, empresa de carácter familiar comenzó su actividad en 1983 cuando fue adquirida la finca y deciden iniciar la plantación y el cultivo de kiwis en una isla fluvial de 25 hectáreas ubicada en Soto del Barco. Sus kiwis son selectos, de gran tamaño y de exquisito sabor y selección. La empresa cuenta con siete trabajadores fijos además de personal eventual en épocas de campaña de recolección y poda.
-¿De dónde vino la idea?
-Mi padre fue un visionario hace 33 años, ya que empezó a plantar kiwi en el año 83. Él era director técnico de Química del Nalón y viajaba mucho por Europa. En los hoteles por aquellos años ya te daban kiwi en el desayuno. Investigó para ver si se daría bien aquí y de hecho tenemos los mejores kiwis del mundo, por encima de los de Nueva Zelanda. La fruta es originaria de China y alguien la llevó para Nueva Zelanda. Las condiciones que tenemos en la isla son casi como las originarias de la planta en China, las condiciones climáticas, en la misma latitud, en un estuario de río, un terreno muy fértil además de estar cerca del mar, requisitos idóneos para plantar kiwi.
-¿Cuántas plantas y producción tienen?
-Tenemos 10.800 plantas y la producción anual varía en función del año, dependemos mucho de la meteorología, entre las 450 y 700 toneladas. Desde hace más de 20 años un 30/40% de la producción se vende a El Corte Inglés, y contamos con otros mayoristas que también son buenos clientes. Ahora se está empezando a exportar a Bélgica y Holanda. En Asturias queda el 3 o el 4% de la producción.
-¿Qué hace especiales sus kiwis?
-No dejamos polinizar a las abejas y polinizamos nosotros. Las abejas son aleatorias, en cambio nosotros polinizamos todas las flores. Captamos el polen de los machos y luego lo aplicamos a las hembras con maquinaria de pulverización y con una solución madre, un proceso un poco complicado. El resultado lo vemos en el ordenador de la máquina de clasificación, que da el porcentaje de destrío, es decir, de la fruta no válida. Ayer daba un 0,5% de destrío, cuando las plantaciones polinizadas por métodos naturales dan entre un 15 y un 18%. Casi el 100% de la producción la podemos vender directamente al consumidor.
-¿Es cierto que aquí consumimos kiwi de fuera como asturiano?
-Precisamente estoy realizando los contactos para conseguir la certificación de productos del Paraíso Natural. En principio harán una serie de controles y procesos de seguimiento de la producción y de las plantaciones, seguir la trazabilidad del producto. Hay gente que está comprando kiwi fuera, compran pequeñas plantaciones de kiwi pero no les es suficiente para comercializarlo todo el año, por lo que compran fruto italiano y griego, lo clasifican aquí y lo venden como asturiano.
-Háblenos de los comienzos.
-En producción industrial fuimos los primeros que apostamos por el kiwi en Asturias. Fui con mi padre a Burdeos para importar las primeras 2.000 plantas, a partir de ahí ya reproducimos nosotros las plantas. Los principios fueron muy duros porque no había el conocimiento del kiwi que hay ahora, ni su demanda. Hubo que plantar, colocar postes, instalar la infraestructura de riego…
-¿Cómo organizan el trabajo?
-Contamos con tres naves y una de apoyo. La recogida es manual, los kiwis se recogen uno a uno y se meten en las cámaras frigoríficas. Empezamos la conservación en el momento que se recogemos, con un índice brix (de azúcar) del 7 ó 7,5%. Aquí podemos recoger con un índice de azúcar alto, porque el peligro de helada temprana o granizada al lado del mar es muy reducido. En Italia o Francia el índice de brix es del 5%. El fruto sigue subiendo de azúcar, pero en la cámara, no en el árbol, y repercute en el sabor final del fruto. A las dos semanas empezamos a clasificar, los kiwis pasan por una máquina, a través de una cinta transportadora, pasan por unos cepillos que les quita un poco el pelo, los pone de uno en uno y se pesa cada fruto y se distribuye en función del calibre, del peso. Posteriormente se envasa la fruta después de clasificada para el consumidor final.
-¿Cómo ha vivido la evolución de la empresa?
-Lo primero que intentamos en esta plantación es ser autónomos, producimos, conservamos y clasificamos, queremos controlar lo máximo posible la trazabilidad del producto, con ello generamos más valor añadido. El producto no tiene el mismo precio si vendes el producto a pie de plantación que si vendes el fruto para comercializar.
-¿Y para sacar la producción de la isla?
-El año pasado se hizo un blondín, plataforma con cable entre dos torres que nos permite pasar dos palés comerciales de una vez sobre el río. Para llenar un camión hacemos 13 viajes, lleva 26 palés para lo que tardamos casi dos horas cuatro personas. Antes, lo hacíamos con dos grúas pequeñas, sacábamos la producción entre 12 personas durante cinco horas en barca, y tenía que coincidir marea alta para cruzar. Fue una inversión importante, pero es la solución logística a nuestro problema de sacar la producción de la isla.